Vía Augusta
Alberto Grimaldi
La conversión de Pedro
Las fechas importan. Después de casi 40 años esperando que el AVE surque los paisajes de la provincia no creo que sea en exceso relevante que el tren llegue a Almería un año antes o un año después. Si es trascendente, sin embargo, que nos engatusen una y otra vez con fechas para mantener viva la llama. El poder de los votos hace que ministro tras ministro jueguen con el tiempo de los trabajos, como si de una final de la Champion se tratase. Lo que de verdad importa es que los fondos sigan fluyendo, las labores avancen al ritmo adecuado y las últimas adjudicaciones de obras, en Almería y Murcia, contengan cláusulas de terminación y penalización en caso de no lograrlo.
El algodón, como los contratos de suministro, no engañan. La semana pasada nos encontramos con que los cuatro lotes del trazado comprendido entre Almería y Lorca, que se acaban de adjudicar a varias empresas por importe de casi 50 millones de euros, tienen un plazo de ejecución de 36 meses. No hace falta ser matemático para sumar años al actual, para que las cuentas nos lleven a 2028. Y eso sin hablar de los tramos que en la práctica aún no han empezado y que van desde Lorca hasta Murcia capital.
El sueño del AVE es tan sugerente para los almerienses, por lo que significa de avance, modernidad y riqueza, por usar sólo algunos conceptos, que no tardaremos en enfrascarnos de nuevo en una batalla dialéctica y guerra de cifras que no conduce a ningún sitio. Un espacio temporal dilatado en meses o años, ya veremos, que sin embargo dará munición a la oposición para tratar de ganar unos votos en próximas elecciones. Pero no olviden que aquellos que hoy critican en breve pueden estar en el gobierno y entonces, los que ahora son capaces de ver la botella medio llena, no alcanzarán a observar más que los posos o restos. Así son las cosas.
Pero hablemos de certezas, de hechos probados, de mantener la tensión hasta que el AVE llegue a la estación de Almería. Y no lo digo yo ,y tampoco desde el Ministerio de Óscar Puente. Son los promotores de la plataforma que impulsa la Cámara de Comercio quienes en su última reunión certificaron la buena salud de los trabajos y el avance de las obras.
¿Qué es lo que, entonces, nos tiene a todos en vilo cuando vemos contratos como el de las traviesas? En mi opinión el miedo atávico a que se produzca un nuevo estancamiento o que las medias verdades sigan instaladas en nuestro acervo diario, para tratar de contentar a unos ciudadanos saturados de información, bombardeados por las noticias falsas y, sobre todo, con un nivel bajo de esperanza en que aquellos que nos gobiernan, de verdad, sean capaces de cumplir las promesas que un día sí y otro también realizan. De ahí que parezca razonable pedirles verdad, fechas asumibles y que se alejen de la tentación de los bien queda.
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