OPINIÓN

Noemí Cruz Martínez Opi-Firma-Cargo

La vida sigue igual

04 de diciembre 2025 - 03:07

Tras el terremoto político que estas semanas ha sacudido la Diputación Provincial y que se ha llevado por delante a su cúpula, algún ingenuo podría pensar que, tras la caída de Javier Aureliano, se abriría un tiempo nuevo en el Palacio de Navarro Rodrigo. La realidad, sin embargo, demuestra que la regeneración no ha llegado ni de lejos a esta institución gobernada desde hace años por el Partido Popular como si fuese su cortijo.

A sus dirigentes no le han parecido suficientes las detenciones de la UCO, los expedientes de obras presuntamente fraudulentos ni las ignominiosas conversaciones de WhatsApp para abrir puertas y ventanas y depurar una institución que arrastra el desgaste de años de prácticas opacas fomentadas por personas que habrían aprovechado su poder para mejorar su salud bucodental y su patrimonio personal, según se desprende de los detalles de la investigación que han salido a la luz.

El cambio, que no ha sido tal, no engaña a nadie. Quien creyera que el nuevo presidente iniciaría una etapa de ejemplaridad y transparencia habrá comprobado que todo sigue esencialmente igual. Mantiene en su gobierno al alcalde de Tíjola, investigado en la trama, y le deja la llave del control de los fondos europeos. Tampoco hay renovación real en el organigrama, más allá de incorporar nuevas caras sin alterar los equilibrios internos.

Lo único constatable es la continuidad del poder en manos del diputado de Sabores Almería, hombre fuerte de Javier Aureliano García, ahora responsable de Presidencia y Promoción Provincial. El gabinete de Presidencia no ha cambiado y ni mucho menos las cuentas de 2026, diseñadas por el expresidente y a las que se les ha dado vía libre sin una sola modificación para garantizar que nada se mueva.

El nuevo mandatario, que se presentaba como un alcalde dispuesto a gobernar para todos, podría haber marcado un giro simbólico visitando Benitagla, pero ha elegido la misma ruta política de siempre, estrenando su mandato en Roquetas de Mar, feudo del padrino de Aureliano y, según parece, también del propio García Alcaina.

En Navarro Rodrigo queda una certeza, que Javier Aureliano ya no ocupa el despacho principal, pero su larga sombra sigue condicionando el día a día. La Diputación cambia de presidente, pero no de rumbo. La vida sigue igual.

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