Ni es cielo ni es azul
Avelino Oreiro
Se adelantó el invierno
Nuestro presidente (¿ningún relevo, de verdad socialdemócrata, para evitar una victoria del cada vez más torpe PP en compañía de Vox?), dijo hace poco que el Gobierno había cumplido con Junts todo lo que estaba en su mano, y ahora dice que quedan incumplimientos y hay retrasos, y que lo solucionará, que no se preocupen los de Puigdemont. ¡Vaya por Dios, otro cambio de opinión! No para conservar el sillón, eso lo dirán los que están al otro lado del muro, sino para seguir ‘in vigilando’ que no vengan la derecha y la derecha extrema, porque la misión principal de Sánchez es protegernos del fascismo, y claro, si se dedica a esta tarea, no puede ‘in vigilar’ a esos ‘tres golfos’ que ya no están en el PSOE y que además eran ‘grandes desconocidos’, hay que ‘in vigilar’ lo importante, y luego si quedara tiempo... (Aunque tampoco habría que pasarse: Luis Arroyo, por ejemplo, cuyo currículum me ocuparía medio artículo y que es tertuliano en la tele pública y en la radio amiga, y que para mí no es que sea sanchista ni supersanchista, sino lo siguiente de lo siguiente, repitió varias veces en ‘Malas Lenguas’ que éstos sólo eran ‘tres pillos’; tanto insistió, que el conductor, Jesús Cintora, que le puso algunos peros, casi parecía de la fachosfera). Y para que Sánchez nos salve de la derecha y la derecha extrema, nada mejor que intentar reconciliarse con Junts, que ya era progresista, pero como se junte con Aliança Catalana (el expresident Artur Mas es partidario de llegar a acuerdos con los de Sílvia Orriols), será el no va más del progresismo.
Aparte de una foto con Puchi cuanto antes, en Bruselas o en Barcelona (presidente, en lugar de pronunciar ‘pa-ta-ta’, sonrisa abierta: dientes, dientes, que eso es lo que les jode, como decía la Pantoja), ¿se celebrará, por fin, un referéndum legal de autodeterminación en Cataluña? No nos caerá esa breva. Hay independentistas de irse e independentistas de quedarse. En el País Vasco abundan estos últimos: según las encuestas, sólo el veintipocos por ciento quiere marcharse de España; ahora bien, otra cosa, a costa de nosotros, los del montón, es el cupo y todas las demás mejoras por ser históricos y singulares; habrá que soportarlos de por vida. Pero en Cataluña aún queda alguna posibilidad de que se larguen. Hay que intentarlo. Anda, sí, Pedro, porfa, a ver si este nuevo cambio de opinión incluye una consulta y tenemos suerte.
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