Nuevas oportunidades
HISTORIAS COFRADES
Parece que me encuentro en el mismo punto que hace siete días pero esta vez algo más cansado por haber disfrutado de una gran Semana Santa
Domingo de Resurrección. Parece que me encuentro en el mismo punto que hace siete días, cuando quedé con mis amigos para desayunar y ver a La Borriquita, pero no. Esta vez, aunque algo más cansados por haber disfrutado de todo lo que hemos podido y más de una gran Semana Santa, no nos juntamos para comenzar una semana grande sino para terminarla y ver a Cristo Resucitado.
Además de comentar todo lo que ha dado de sí esta semana, también ejercemos de jueces y hablamos acerca de lo que más nos ha gustado, de lo que podría mejorar, de lo que incorporaríamos o podríamos hacer el año que viene… en definitiva, hablamos de las nuevas oportunidades que tendremos los próximos meses mientras esperamos la que será Semana Santa 2020.
Hoy es un día de mezclas. Sabemos que termina una semana especial donde hemos hecho y visto cosas que no solemos durante el año, no queremos que termine pero por otro lado nos gusta que haya llegado a su fin para poder hacer balance y comenzar a trabajar en lo siguiente que vendrá. Pues en ello va el café de la mañana.
Con el último sorbo de café, mi móvil empieza a sonar. Mi madre me avisa que mi padre, mi hermana y ella ya van para el centro a ver al Resucitado, que dónde vamos a quedar para vernos. El punto vuelve a estar claro, la Plaza de San Sebastián. Las similitudes con el Domingo de Ramos vuelven a resurgir.
Viendo al Resucitado, a mi cabeza vienen muchos recuerdos de lo que ha ocurrido en esta Semana Santa y lo que he vivido, de cómo he disfrutado haciendo aquello que me gusta y de las imágenes que se quedarán grabadas con el paso de los años que contaré en más de una ocasión. Pero también pienso en lo que vendrá, en todo lo que hay que hacer a partir de ahora y de las nuevas oportunidades que tendré en estos meses. Porque al ver a la imagen, a Jesús triunfal habiendo resucitado, me recuerda que todos los problemas tienen solución y al igual que Él, de todo se puede ‘resucitar’ si confiamos y tenemos fe.
Se acerca la hora de comer y mis padres dicen que se van a preparar las cosas. “Me quedo un rato más, ahora después llegaré a casa”, les digo, a lo que mis padres asienten y me dejan con mi hermana. Ahora sí, disfrutamos de los últimos compases de esta Semana Santa 2019, que no por ello van a dejar de ser especiales.
Vamos siguiendo la procesión por diferentes calles, escuchando los últimos compases de la banda que acompaña al Resucitado, del cortejo y el olor a incienso. Se respira alegría ya que, al igual que La Borriquita el Domingo de Ramos, es una procesión diferente y con un encanto especial. Vuelven las similitudes.
Llega el momento. El paso está a punto de encerrarse y si echo un vistazo a mi alrededor, muchas caras conocidas son las que veo. Me atrevería a decir que están pensando lo mismo que yo y haciendo su análisis particular de todo lo acontecido. Las puertas se cierran con los últimos sones de esta Semana Mayor…
Me quedo con la mirada fija en la puerta. No transcurren muchos segundos, pero los suficientes para que mi hermana, año tras año, se dé cuenta y me diga “algún día me tendrás que decir en qué piensas”. Entonces, es cuando la miro, la abrazo como cuando se termina una estación de penitencia y tienes la sensación de que el trabajo ha sido bien realizado, y le comento al oído una frase que también se repite en cada Semana Santa.
“Nuevas oportunidades hermanita, nuevas oportunidades”. Seguramente no me entienda y puede que muchas personas tampoco. Los cofrades cuentan los años por Cuaresmas y ahora comienza la cuenta atrás para una nueva, la que inaugurará una nueva década. Toca seguir trabajando y volver a la rutina, aquella en la que es donde hay que dar lo mejor de uno mismo. Tras este paréntesis en el que hemos recargado las pilas, hay que volver a empezar… o seguir en el camino en el que nos encontrábamos andando, cómo no, con nuevas oportunidades.
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