Kevin tiene que esperar un nuevo riñón, el de su abuelo finalmente no funcionó
Ha tenido que pasar por el quirófano hasta quince veces en apenas un año, así que los médicos recomiendan un tiempo de espera
En noviembre de 2011, el pequeño Kevin Moreno recibió un riñón de su abueno Francisco Moreno. Esto suponía la primera vez en la que un abuelo cedía este órgano a un nieto, un caso sin precedentes en España. Este gesto llamó la atención de toda la prensa: "Recibíamos llamadas y visitas prácticamente cada día. Tuvo un impacto muy grande sobre los medios de comunicación. Estamos agradecidos por el trato que se nos dio y en aquel momento estábamos muy contentos". Pero, por unos motivos y u otros, el riñón que le fue transplantado a Kevin no funcionó como debía ser y ahora está esperando a que le llegue una nueva oportunidad. Francisco Moreno explicaba tras la operación cómo había sido el desarrollo de este proceso: "Me dijeron los médicos que hasta los cincuenta años podía valer y yo empecé a hacerme las pruebas con 48 (en ese momento tenía 49)".
La esposa de Francisco, Antonia Cazorla, también se ofreció, pero padecía de fibromialgia y no pudo llevar el proceso a cabo. Los padres tampoco pudieron realizar el gesto debido a la imposibilidad médica para realizarlo. En apenas un año, el hijo de Alexandra ha tenido que pasar por quince operaciones y los médicos han recomendado que espere un tiempo prudencial para que se le practique un nuevo transplante, aunque claro, también hay que esperar para encontrar al donante, aunque en el caso de los más pequeños, estos tienen prioridad con respecto al resto de pacientes. Pero cuando esto se haga una realidad, Kevin podrá llevar una vida relativamente normal en la que sólo tendrá que pasar las revisiones propias de una persona transplantada.
La hemodiálisis es un proceso que elimina los elementos contaminantes (impurezas y desechos) de la sangre cuando el riñón no puede hacerlo. Este tratamiento supone que la persona enferma depende de una máquina que asuma la función de este órgano vital, tres o cuatro días a la semana, a razón de una media de entre tres y cuatro horas al día, dependiendo del estado de salud de cada usuario.
Cuando los riñones enferman de forma severa cesa la producción de orina y la posibilidad de eliminar los elementos contaminantes de la sangre, lo que provoca una intoxicación general del organismo que podría ser mortal en el caso de no disponer de tratamientos sustitutivos renales, como la hemodiálisis, la diálisis peritoneal o el trasplante renal. En el primer caso y en la modalidad automatizada del segundo, una máquina sustituye parcialmente a estos órganos vitales en su función, filtrando y eliminando del cuerpo las sustancias acumuladas en exceso en la sangre.
Según se utilice una membrana de filtro natural (peritoneo, en el interior del abdomen) o artificial (dializador), se denominará diálisis peritoneal o hemodiálisis, respectivamente. A pesar de que la primera se realiza en el propio domicilio del paciente, éstos siguen optando mayoritariamente por la diálisis artificial o hemodiálisis. En estos momentos, 35 pacientes de Torrecárdenas recibe diálisis peritoneal.
Tres tardes a la semana con tres horas de sesión es el tiempo estimado que pasan los más pequeños en diálisis. La mayoría de los pequeños tienen el problema nefrológico desde que nacen.
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