Los altercados que se generaron en el barrio de las 200 Viviendas de Roquetas de Mar el pasado sábado tras la muerte de un senegalés de 28 años se reanudaron el domingo por la noche pasadas las 21:30 horas (24 horas después del homicidio). Un grupo de subsaharianos apedreó una ambulancia que se trasladó hasta el lugar para atender a un ciudadano que cayó al suelo al tropezar con el asfalto. La ambulancia fue recibida entre la multitud con abucheos. Lanzaron piedras, botellas y trataron de agredir al personal sanitario. Nuevamente se desataron unos hechos similares a los que ocurrieron la noche anterior contra las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad.

Al mismo tiempo, varios grupos, compuestos por unos 30 subsaharianos cada uno, se concentraron en distintos puntos del barrio y levantaron barricadas con contenedores a los que prendieron fuego.

De inmediato, numerosas patrullas de Seguridad Ciudadana intentaron restablecer el orden a pesar de que contaron con problemas en la iluminación pública. Con el barrio totalmente a oscuras, un helicóptero de la Guardia Civil que sobrevolaba la zona sirvió de iluminación para los agentes a la hora de dispersar a los grupos. Durante el despliegue policial en torno a las barricadas, seis subsaharianos que permanecían expectantes en la plaza Andalucía, colindante a las 200 Viviendas, justificaron su decisión de "echarse a la calle" en su deseo de hacer justicia con un compatriota que perdió la vida sin tener nada que ver con la discusión que originó los hechos. "Sin justicia otro ciudadano gitano matará a otro moreno y, otra vez, no pasará nada", era el comentario extendido entre los más de doscientos subsaharianos que desde el sábado no abandonan las calles del barrio.

Aunque tras levantar las barricadas, todo parecía haber vuelto a la calma, la realidad es que el barrio se encuentra en una situación de alerta máxima. Decenas de agentes del Grupo de Reserva y Seguridad de la Guardia Civil desplazados hasta Roquetas de Mar desde Sevilla, Madrid y Valencia alertaron a todo el que accedía a la zona de la peligrosidad.

El dispositivo de vigilancia se mantendrá el tiempo hasta que el barrio haya vuelto a la calma, según acordaron en la Junta de Seguridad. "En cualquier momento pueden estallar otra vez los nervios de los senegaleses y crear un altercado mayor. La indignación por la actuación de la Policía y de los medios sanitarios es muy grande y no podemos consentir que se nos trate como a animales. Nuestra sangre es la misma que la de cualquier blanco y si hay una emergencia, la ambulancia tiene que prestar el servicio pertinente sin preguntar si el herido es una persona blanca o negra", manifestó a este periódico uno de los vecinos del barrio y conocido de la víctima mortal.

Hasta el momento, la Guardia Civil y la Policía Local de Roquetas de Mar han detenido a ocho personas por los disturbios originados y desórdenes públicos, así como por atentado y resistencia grave a la autoridad. Cuatro de ellos fueron arrestados tras el apuñalamiento mortal por la quema de viviendas y daños a vehículos, y los otros cuatro fueron detenidos en la noche del domingo por la quema de contenedores y destrozos en el mobiliario. Por otro lado, siete personas han resultado heridas.

La Guardia Civil continúa con la investigación del homicidio de Ousmane Kote, senegalés de 28 años que trabajaba en un invernadero del Poniente, a causa de dos puñaladas asestadas por un joven durante el transcurso de una discusión. Las labores de localización del agresor se intensificaron tras 24 horas sin tener constancia de su paradero. Según apuntaron fuentes de la Subdelegación, "todo apunta a un caso banal a pesar de que en un principio se atribuyó al tráfico de drogas".

Los vecinos indicaron que el presunto agresor responde al nombre de Juan José y "es conocido con el apodo de El Gitano, a pesar de no ser de esta etnia (tiene lazo directo con gitanos)".