Nicolas Cage se enfrenta a un destino apocalíptico
Crítica de cine
Quizás haya algún lector que recuerde una película de hace diez años acerca de un hombre que luchaba contra unos extraños agentes superpoderosos, y que descubría que el también tenía habilidades sobrehumanas, logrando liberar a una ciudad de su influencia. No, no se trata de Matrix, sino de Dark City, film de culto del mismo director de Señales del futuro.
Por desgracia, nos encontramos ante una película muy inferior, con un planteamiento tan apasionante que sólo puede llevar a la decepción.
La historia trata de un científico, Nicolas Cage, que encuentra un papel de hace 50 años con números que describen las catástrofes ocurridas después de escribirse. Se verá envuelto en más accidentes, rodados espectacularmente, especialmente el primero, por el que casi merece la pena ver el film, y descubrirá un gran secreto.
Con una primera hora apasionante, muy bien rodada (el uso de la oscuridad en la pesadilla del niño es digno de mención, por ejemplo) el film se desinfla al no tener mucho más que contar, aunque se guarda un par de golpes de efecto finales que a algunos les apasionará (aunque si conocen al director no les sorprenda) mientras a muchos les decepcionará y seguramente incluso enfade.
El provocar al espectador no es malo en sí, pero, sin destripar el final, diremos que da la impresión de que el protagonista no consigue gran cosa con su participación en la historia, lo que hace pensar, en cierto modo, que el espectador ha perdido su tiempo.
No es verdad, ya que se habrá llevado unos cuantos sustos y habrá estado intrigado con el enigma de los números y los personajes que los rodean. Pero se esperaba más de un director visualmente tan capaz como Proyas, que aunque deja unas cuantas pinceladas de su capacidad, se queda lejos de la maestría de Dark City.
Habrá que esperar a su próxima película para ver si vuelve a sorprendernos de verdad.
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