Puerta de Purchena (XI)

Emblemáticos. Cuatro fueron los negocios que abrieron sus puertas en los bajos del edificio de Las Mariposas: Sastrería Molina, Los Claveles, Calzados el Misterio y Curtidos Ruiz

Puerta de Purchena (XI)
Antonio Sevillano

22 de octubre 2016 - 01:00

BIEN avanzado el serial es momento de abordar los negocios habilitados en el edificio de Las Mariposas, el más emblemático de Puerta de Purchena. El 28-IV-1910 el vapor "Velarde" desembarcó en el Puerto las 18 puertas de acero ondulado que serían colocadas en los bajos comerciales de la nueva casa de Bernardo y Ana Campos Sánchez, procedentes de la fábrica Más Baga, en Barcelona. En esas fechas ya pudieron los inquilinos disponer de las viviendas plurifamiliares y, presumiblemente, asegurado el castillete semicircular coronado por las "mariposas" que le dan nombre, elaboradas en los almerienses Talleres Oliveros, según diseño el maestro fundidor Sola.

1920 fue el año de apertura de Los Claveles. El carismático bar que inundó con el olor de su plancha a media Almería, comenzó pagando un alquiler anual de catorce mil pesetas, con el apellido Heras y Orta ligado desde siempre al santuario de la "jibia", su especialidad estrella. Y a otro de las Heras le cupo la triste determinación de clausurarlo en marzo de 2008. En cambio, poco o nada recordada es la existencia, adosada a Los Claveles, de la peluquería atendida por Juan el Barbero quien, en los años treinta, marchó con sus bártulos a la calle Murcia, esquina a c/. La Bomba o María Guerrero.

Favorecida por el público, desde comienzos de la pasada centuria la pañería Ciudad de Londres se anunciaba en la plaza Nicolás Salmerón:

"Ciudad de Londres, donde encontrará trajes de dril confeccionados a la medida por 7,50 pesetas y la más extensas y variadas colecciones en trajes, pantalones, jergas, vicuñas, tricots, alpacas y driles de última novedad. Se confeccionan trajes en 24 horas. Baratura, Elegancia, Novedades". Pero su dueño, José Molina Carrillo (natural de Mula (Murcia), casado con la nijareña Esperanza García, aspiraba a más y sin renunciar a la anterior vio en la casa nueva de los Campos el sitio ideal. Fue el primero en instalarse en Las Mariposas, en la acera esquina a la plaza de San Sebastián, manteniendo al maestro sastre Antonio González e incorporando a su hijo José. Una gacetilla en LCM da fe:

"Esta nueva casa tiene el gusto de participar a este apreciable público que ha recibido excelentes colecciones de trajes de todas las clases para caballeros y niños; así como el último figurín de la escuela de Corte de París".

Dos años después insistía en ser la "única sastrería Militar" en suministrar al Ayuntamiento capotes y uniformes de la Guardia Municipal o de profesores de la Banda de Música. Al fallecer el fundador, le sucedieron su esposa e hijo José, anunciándose como Sastrería Sra. Viuda e Hijo de Molina o simplemente Casa Molina. A la muerte de éste antes de la guerra, es su viuda, Nieves García e hijos, Jerónimo y Rafael (tutelados durante la minoría de edad por Juan Sánchez) la tercera generación en continuar al frente del consolidado negocio. El primero marchó a Barcelona a estudiar Sastrería" y el segundo quedó en Almería, cursando el profesorado Mercantil en la Escuela de Comercio. Siendo referentes en el sector civil tanto cómo en el militar, en la década de los cincuenta abrieron taller propio en plaza de San Sebastián. Tienda y taller se convierten en auténtica escuela, hasta el punto que muchos de aquellos empleados (los sastres Bretones y hermanos Mengíbar, Juan Piedra, Emilio Fernández, Paco y Pepe Montesinos, Pérez Yebra etc.) se independizan y prosperan por su cuenta. En los años sesenta amplían la oferta a una emergente clientela femenina al Inaugurando JERAMO (acróstico de los dos hermanos) en la acera opuesta -entre Invalma y Bar Zabala- y Pepe Montesinos de encargado.

A finales de la década se impone la moda pre a porter, debiendo adaptarse a la nueva tendencia con un giro comercial inesperado. Reforman el establecimiento matriz acondicionando tres alturas de atención al cliente (sótano, semisótano y 1ª planta) y con Francisco Ureña de responsable de la pantalonería. El negocio ocupó a más de 15 empleados fijos con los que hacer frente en 1996 a una considerable clientela. Más adelante facturó como Molina Hermanos S.R.C., y en 1980 Molina y Hermanos, S.L. Jerónimo falleció en 1990 y Rafael en 1996 (concejal en 1955, durante un prolongado tiempo fue responsable de Fiestas y Festejos). Sin la presencia de los dos nietos del patriarca, los derechos de inquilinato -el local no era de su propiedad- y los valores de la razón social fueron traspasados en 1997 a José Vélez. Poco después echaron el cierre.

En 1947, al otro extremo del inmueble -alineado con Obispo Orberá- Francisco Ruiz Palenzuela abrió Curtidos Ruiz, en un local que fue almacén de Rafael Monterreal Alonso de Villasante. Había iniciado su andadura en c/. Regocijos/Flora, independiente de la fábrica de curtidos que su padre poseía en calle Granada, frente al bar La Gloria. Pronto destacó en su ramo por la calidad de los artículos manufacturados en piel (bolsos, correas, carteras, zapatos, sandalias, balones, etc.) y precios competitivos. Entre ambas tiendas empleó a siete dependientes, entre ellos a Eloísa, cajera, y Eduardo, que había sido aprendiz de Calzados Olimpia. Sus hijos regentan actualmente sendos Curtidos Ruiz: en Magistral Domínguez y en un Centro Comercial.

Tomás Terriza Morales fue el precursor de una dilatada parentela de tenderos al por mayor y detall. Procedente de la calle Marín, la segunda la inauguró cuando la plaza Nicolás Salmerón (Manuel Pérez García) recordaba a la de Bilbao y se confundía con Puerta de Purchena. A Las Mariposas se trasladó Calzados Terriza a comienzos de 1912, siguiendo a Molina en la ocupación del espacio más apetitoso por su situación achaflanada a dos lienzos. Además de la venta al público de artículos de piel, suministraba al Ayuntamiento la cera para las velas utilizadas en Semana Santa o procesiones de la Bula, Virgen del Mar y La Purísima.

Con fecha 16 de junio de 1932 firmó el traspaso al nuevo inquilino, Jacinto Asensio Muñoz, hijo de ferroviario y dos años de residencia en Elche, donde aprendió los secretos de la elaboración y distribución de zapatería y similares. En recuerdo de la ceremonia religiosa del Misteri d´ Elx rótulo el nuevo establecimiento con tal nombre. Casado en segundas nupcias con Mª Eugenia Pérez Molina (velezana, hermana del canónigo Andrés Pérez Molina), en 1969 escrituró el negocio a nombre de su única hija, Inmaculada. Estudiante de Comercio y soltera, ayudaba a su padre en la tienda y le acompañaba a Elda, donde celebraban la más importante feria de calzado de España, lo que le permitió en su relevo mantener la firma en altas cotas de innovación y rentabilidad. A pesar de la fuerte competencia del Buen Gusto, Plaza, Olimpia o Suizo, la caja de El Misterio crecía considerablemente al aproximarse Navidad y tener ya cobrada la uva los parraleros de Berja, Dalías, Alpujarras y pueblos del Río. A todos les atendían solícitos los dueños, cuatro dependientes (Guillermo el más veterano) y cajera.

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