Hace unos días que e l sol desaparece antes. Y es que a pesar de que los mercurios siguen alcanzando altas temperaturas, el verano 2016 parece estar despidiéndose y dejando paso a los meses de invierno. Rápido. Como si quisiera que el invierno llegara antes para poder regresar con más fuerza a los días del calendario.

La rutina viene acompañando a ese cambio de estación pues la falta de horarios durante las vacaciones de verano comienza a ser parte del pasado y la vuelta a las salas de estudio, un presente que no convence a muchos. Horarios de estudio y de descanso que convierten a los primeros días de septiembre en un esfuerzo que, tras las vacaciones, se antoja sobrehumano.

La convocatoria de septiembre acaba de empezar su cuenta atrás. Los exámenes de recuperación y las materias que se resistían siguen ahí, sobre la mesa de sus escritorios. Pero el sonido de la piscina o el de las salidas siguen demasiado cerca por eso son muchos los estudiantes universitarios y de instituto los que deciden ponerse las pilas en las instalaciones y bibliotecas municipales vicarias.

Si por algo se caracteriza la localidad, además de por el crecimiento que ha experimentado la población en los últimos meses, es por la cantidad de barrios y pedanías que componen su mapa geográfico y que convierten el pueblo en uno de los que disponen de un mayor número de instalaciones dedicadas a sus estudiantes.

La vuelta a la salas de estudio no se han hecho esperar y por eso desde el Área de Juventud, Participación Ciudadana y Cultura dirigida por Vanesa Lidueña quieren hacer el regreso de la forma más amena posible por lo que llevan acabo una ampliación de horarios que afecta, de un modo especial, a los fines de semana.

El pasado 27 de agosto dio comienzo esta iniciativa que lleva desarrollándose desde hace varios años en el marco educativo y que afecta a meses de convocatorias de exámenes como febrero, junio y septiembre.

Estas convocatorias han sabido poner punto final al verano de actividades para los más pequeños de la localidad que han disfrutado de una rutina de actividades que pretendían, ante todo, fomentar la imaginación y desarrollar algunas de las capacidades de los más pequeños que se dedicaban a inventar historias y a convertirlas en realidad mediante dibujos y marionetas, que luego mostraban a sus compañeros improvisados.

Talleres, actividades y muchos conocimientos. Un verano de bibliotecas que llegan a su fin, al igual que los días largos y que las noches de verano que son, cada vez más, de invierno y que convierten estos días en etapas de transición que convierten septiembre en sinónimo de vuelta al cole.