El alcoholismo, un mal perpetuo
La Asociación Alcohólicos de Rehabilitados (ARA) recibe a 400 afectados para terapia a lo largo del año Los problemas familiares y los económicos, entre las causas de la adicción
Entre un laberinto de calles aparece reluciente una placa dorada que anuncia la existencia de la Asociación de Alcohólicos Rehabilitados (ARA). Un colectivo que se encarga de dar la cuerda a unos enfermos de alcoholismo que quieren salir del pozo donde se encuentran sumergidos. Dentro del edificio nos espera José Salvador González, el presidente. Una persona que ha quemado todas las etapas en un colectivo al que pertenece desde hace casi dos décadas. Su voz es la voz de la experiencia.
"Llevo ya aquí muchos años, me integré y cada día estoy más contento. Llevo ya 17 años sin consumir", señala. Él es un buen ejemplo para esas 400 personas que recibe ARA a lo largo de todo el año. El fin de esta asociación es ayudar a salir de la adicción a muchos enfermos mediante un tratamiento que consta de terapias diarias .
La mayoría de las personas que entran en el mundo del alcoholismo tienen causas de fondo que no son de sencilla solución. Desde la asociación insisten en que la mayoría de los problemas que impulsan a los ciudadanos a beber son de carácter familiar y laboral. Un fenómeno que está aumentando en los últimos tiempos son los problemas con la justicia. No son las únicas vías de entrada. "Mi timidez me llevó a entrar en el alcohol, con un par de copas me desinhibía", reconoce Rafael Díaz, tesorero. A Antonio Mondéjar, secretario del colectivo, lo atrapó la espiral del silencio: "Para no desentonar en la pandilla si ellos beben, tú vas a la par".
Una vez aquí, el mayor logro para el enfermo es reconocer que existe un problema y que éste necesita una solución urgente. Muchos son valientes y dan el paso, otros optan por lo fácil. "A todos nos cuesta reconocer que hay algo que puede con nosotros, que hemos perdido el control", apunta la psicóloga, Lola Sánchez. Para ella uno de los impedimentos es la fuerza que tiene el alcohol en la sociedad. Se trata de una droga muy normalizada, tanto que a diario puede llegar a ser invisible incluso para las familias. Sánchez no tiene dudas acerca de sus consecuencias: "El alcohol es igual de grave que otras sustancias porque el síndrome de abstinencia puede causar la muerte".
La sociedad, como norma general, no tolera en demasía a estos afectados por alcoholismo. En este contexto, ARA se convierte en un pilar básico para sus vidas. Una opinión que Rafael Díaz atestigua: "La asociación para nosotros es todo porque tu problema en la calle casi nadie lo entiende". Algo que también confirma Antonio Mondéjar: "Es una parcela donde son comprendidos y se alivian del dolor".
Aunque las terapias siempre han estado más pobladas por el sector masculino, este fenómeno se está invirtiendo con el paso del tiempo como bien reconoce Lola Sánchez. La causa está clara para la psicóloga: "El estigma social no ha permitido a las mujeres reconocer su problema, incluso hoy día está peor vista una mujer con problemas de alcohol que un hombre". Según Lola la mayor información facilitada ha producido que éstas rompan las barreras sociales y decidan poner solución a un problema que no es baladí.
Una forma de hacer que cualquier enfermo confíe en sus posibilidades para dejar a un lado la necesidad de beber consiste en desarrollar nuevas actividades. En la Asociación promueven desde talleres de búsqueda de empleo y de informática, hasta excursiones donde el fin es demostrar que es posible el disfrute sin el consumo. Para José Salvador el objetivo de estos cursos es más sencillo: "Le enseñamos que la vida es muy bonita y que no se acaba sin la consumición".
El tratamiento consta de dos años, un esfuerzo titánico y que requiere de constancia. Ese ingrediente tan básico que muchas veces suele faltar. Este período de tiempo no garantiza la cura, ni mucho menos. Solo hay una medicina para combatir esta enfermadad perpetua: no consumir más alcohol. Si se abandona esa abstinencia, el pozo está más cerca de nuevo.
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