Qué bello es vivir
Personas con varias patologías viajan en globo para combatir sus miedos. Forma parte de las actividades al aire libre y de las terapias de grupo organizadas por una asociación
Puede decirse que la vida es una espiral de experiencias. Las gratificantes hacen que la persona ascienda concatenando impulsos, pero las hay que provocan una caída en picado a la que uno no sabe poner freno. O siente que no es capaz de hacerlo. Existe en Almería una asociación que ayuda a las personas que sufren ansiedad, depresión o disfunciones sexuales a recuperar ese impulso ascendente que lleva a las personas que padecen estos trastornos a no esperar a que las cosas hermosas, como sentirse entre las nubes subido sobre un globo aerostático, lleguen por sí solas.
Hace dos años nació AMAD, la Asociación Contra la Ansiedad, la Depresión y Disfunciones Sexuales de Almería, ante la necesidad de ofrecer otra vía de escape complementaria a las terapias individuales y los fármacos. "Nos dimos cuenta de que faltaba un espacio para que las personas con estos trastornos pudieran hablar, aparte de la terapia individual y la medicación, pues no sólo la pastilla favorece la rehabilitación", explica Patricia Martín, experta psicóloga, sexóloga y logopeda, que preside AMAD.
Este fue el germen de la Asociación y las terapias grupales, que ahora se han nutrido con múltiples actividades culturales y de tiempo libre, así como talleres que ayudan a conocerse a uno mismo y superar los baches y los miedos de la vida. De su organización se encarga también Fran Aliaga, vocal y miembro de AMAD, que entró a formar parte de la asociación después de una separación. "No sé cuando empecé a estar deprimido: Cuando me divorcié, me sentí solo, perdido, sin ganas de hacer nada hasta que llegó un momento en que me di cuenta de que necesitaba ayuda".
Primero la encontró en su hermana, que le aconsejó iniciar una terapia, y luego en AMAD y en el resto de sus compañeros. Con ellos se reúne periódicamente, participando en el amplio abanico de talleres y actividades grupales. "El grupo -explica Martín- es un representación de la sociedad, donde los que sufren ansiedad, por ejemplo, aprenden a controlar las ganas de salir corriendo para luego abrirse a la sociedad. No se trata de un grupo cerrado, sino de aprender habilidades y estrategias para aplicar luego en las relaciones con los demás".
Son los propios asociados los que eligen las actividades al aire libre. "Son cosas que te apetecen, pero que no eres capaz de hacerlas solo. Con cada actividad se vence, además, un miedo", amplía Aliaga. Una de ellas ha sido sobrevolar Guadix en globo, una experiencia "inolvidable" la de hace dos fines de semana que ha ayudado a los participantes que se han atrevido a superar miedos como la altura. Además de una jornada de diversión, la travesía en kayak por Las Negras, Rodalquilar y San José les ha servido para superar la claustrofobia, ya que la ruta incluía la entrada a cuevas.
Durante estos dos meses estivales de julio y agosto, la Asociación ha visitado también la Alcazaba por la noche; ha hecho senderismo a la luz de la luna, "superando las dificultades para escalar montañas", añade la presidenta de Amad; y ha contribuido a dejar a un lado esa vergüenza de expresar los sentimientos en público, cantando, micrófono en mano, en un karaoke.
Las actividades que ofrece AMAD son muy variopintas, teniendo todas como nexo en común la superación de tres problemas, bien diferenciados pero muy relacionados, y consecuencias derivadas de los mismos. Se desconoce el número real en Almería de las personas que sufren ansiedad, depresión o disfunciones sexuales, pues en muchos casos las personas afectadas no acuden al médico y, por tanto, no son diagnosticadas. "La ansiedad puede llevarte a la depresión, y viceversa, y la ingesta de fármacos puede inhibir el deseo sexual o provocar otros trastornos", explica la psicóloga y sexóloga. Hay casos en los que el afectado no reconoce sus síntomas y, por ende, no es consciente de que debe afrontar un problema. El nerviosismo o la tristeza, explica Martín, son sentimientos normales en la vida, pero se convierten en una patología cuando afectan al ámbito de las relaciones familiares, sociales y laborales.
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