El 'señor Reyes': "Con esfuerzo y trabajo he llegado donde estoy"
Entrevista
Juan Manuel García Reyes, exjuez-árbitro internacional de boxeo, ha trabajado para tres de las principales organizaciones mundiales boxísticas
Juan Manuel García Reyes (Almería, 1945), "el señor Reyes" como le conocen en el mundo del boxeo, lleva ligado a este deporte 47 años. Él mismo cuenta que en la época dorada del boxeo almeriense ya era un gran aficionado a esta disciplina; tiempo que recuerda con especial emoción, sobre todo cuando iba todos los sábados a ver boxeo con sus amigos al antiguo pabellón de bomberos de Almería. Y es que, como muchos jóvenes de su edad, aprovechaba estos importantes eventos boxísticos que se celebraban semanalmente en la capital para poder ver a los grandes peleadores. Su historia dentro del boxeo inicia en el año 1975, cuando empezó a arbitrar combates amateur, llegando a internacional, y acumulando en esta práctica más de mil quinientos combates. Después pasó a profesional en 1990, participando como juez o árbitro principal en doce campeonatos de España y como director de combate en treinta y cinco veladas realizadas en distintos puntos del país. En 1994, dio el salto al arbitraje internacional, recorriendo todo el mundo para actuar, bien como juez o bien como árbitro, e interviniendo en un total de ciento diez campeonatos mundiales. García Reyes puede alardear de haber ejercido una labor brillante en los seis continentes del globo terráqueo, trabajando para las principales organizaciones internacionales de boxeo profesional, incluidas la Asociación Mundial de Boxeo (AMB/WBA), la Organización Mundial de Boxeo (OMB/WBO) y la Federación Internacional de Boxeo (FIB/IBF). Hasta hace dos años, ha sido presidente de la Delegación almeriense de boxeo y vicepresidente de la andaluza, cargos que dejó por asuntos familiares. Viene de familia humilde, padre pescador y madre ama de casa. Fue criado en medio de la pobreza, en el barrio de La Joya, situado al norte de la Alcazaba, en la capital de Almería, y a pesar de las dificultades en su niñez, ha sabido salir adelante en la vida, porque nadie le ha dado nada y todo lo ha conseguido a base de esfuerzo y de trabajo. Hablo de un reputado exjuez-árbitro internacional de boxeo de 76 años de edad, que estuvo al frente de una empresa de construcciones metálicas durante cuarenta años. Hoy vive feliz en la barriada de Retamar, en Almería, junto a su esposa, con quien tiene tres hijos (un varón y dos mujeres). Y ahora que está jubilado ya, dispone de tiempo suficiente para su otra afición: el flamenco.
-Juan Manuel. Ha ejercido las funciones de juez y de árbitro. ¿Cuál le resulta más compleja y cuál le gusta más?
-A mí personalmente me gusta más dirigir un combate, o sea, ser árbitro de boxeo, aunque he de reconocer que no es nada fácil. En cualquier caso, tanto si ejerces como juez o como árbitro, tienes que conocer bien las reglas y hacerlas cumplir. El árbitro, además, tiene la facultad de adaptar el reglamento en el contexto del ring.
-¿Cómo ha dividido su vida profesional (empresario de construcciones metálicas) con la de árbitro internacional?
-Tenía tiempo para ello. Normalmente salía de viaje cada uno o dos meses, incluso a veces enlazaba un viaje con otro. No tenía por qué preocuparme de nada, el encargado de mi empresa era un familiar y además en la plantilla había buenos trabajadores, por eso cuando partía de casa sabía que me dejaba el taller en buenas manos. Eso sí, desde el principio he tenido claro que mi empresa era lo primero, si me llamaban para un evento boxístico y no podía ir pues no iba.
-¿Cuál ha sido el combate internacional más embarazoso que ha arbitrado? ¿Y el más complicado?
-Un campeonato mundial entre mujeres en Volgogrado (Rusia), celebrado el 24 de agosto de 2013. Sevetlana Kulakova (de Rusia) y Judy Waguthii (de Kenia) se disputaban el Título interino mundial superligero femenino de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB/WBA). Durante la pelea, a la púgil africana se le rompió por dos veces el protector de pecho (el sujetador), y yo tuve que improvisar como pude para parar la pelea, tapándola con mi propio cuerpo y llevándola a su rincón, procurando por todos los medios que no se le viese nada de más a la boxeadora. Fue una anécdota poco frecuente. Y el más complicado, sin duda, el que hice en Bakú (capital de Azerbaiyán) el 3 de septiembre de 2011. En este evento tuve que actuar como árbitro y juez al mismo tiempo, por un percance imprevisto, en una velada de boxeo en la que el combate de fondo era el Campeonato de pesos ligeros de la EBA (Asociación Europea de Boxeo), entre el púgil local Agali Alishov y Nugzar Margvelashvili (de Georgia).
-Los combates más destacados en los que ha sido juez.
-Por decir sólo tres, los combates por el Título de peso semipesado de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB/WBA), entre Fabrice Tiozzo (de Francia) y Silvio Branco (de Italia), disputado en Lyon, Ródano-Alpes, Francia, el 20 de marzo de 2004; por el Título de peso pesado intercontinental de la AMB/WBA, entre Vitali Klitschko (actual alcalde de Kiev, Ucrania) y Ross Puritty (de EE. UU.), en Oberhausen, Düsseldorf, Alemania, el 8 de diciembre de 2001; y la pelea por el Título de peso pesado de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB/WBA), entre Nikolái Valúyev (de Rusia) y David Haye (del Reino Unido), en Núremberg, Alemania, el 7 de noviembre de 2009.
-Usted ha tenido el honor de conocer en persona a algunas de las grandes leyendas del boxeo internacional, como lo son: Mike Tyson, Roberto Durán Samaniego (Manos de Piedra), Félix Trinidad, Mohamed Alí, Nikolái Valúyev... Cuénteme cómo les conoció.
-Pues a Tyson le conocí en Copenhague, en una importante velada en la que él boxeaba en un combate y yo participaba en otro distinto el mismo día. Con “Manos de Piedra” he coincidido en tres ocasiones, la primera fue en Nicaragua. A Trinidad le conocí en Medellín (Colombia), en una convención de boxeo; al igual que a Mohamed Alí, con el que me topé en Washington D. C., en otra convención internacional en la que él asistía como invitado y yo me subía al cuadrilátero en calidad de árbitro. En cuanto a Valúyev, yo fui juez en su última pelea, con la que se retiró como boxeador. Fue en noviembre de 2009, en Núremberg, en un evento de boxeo apadrinado por el famoso Don King.
-Mantuviste contacto con Don King, el popular promotor de boxeo estadounidense de los pelos erizados. Cuénteme algo sobre ustedes.
-Fuimos amigos, pero perdimos el contacto porque yo ya dejé de viajar al abandonar el arbitraje. Recuerdo que él siempre llevaba un manojo de banderas en las manos, y la más monumental era la estadounidense. En Panamá poseía varios hoteles en propiedad y, en una ocasión, nos dio a todos sus amigos unos bonos de 100 dólares cada uno, para que jugáramos en sus casinos. Tengo una foto con él fumándonos un puro, colgada a gran tamaño en la pared del gimnasio de mi casa.
-¿Con qué anécdotas se queda de todas sus vivencias?
-Hay muchas, cada viaje tiene su historia. Una graciosa que me viene a la mente fue, cuando en Tanzania me crucé con un negro que portaba una lanza y vestía un taparrabos. Y otra que me pone los pelos de punta, quizás la que más, es cuando acababa de hospedarme en el Hilton Belfast Hotel, en Belfast, con motivo de una velada que iba a arbitrar allí, en mitad de una guerra. Mi mujer me llamó por teléfono y me preguntó si estaba bien. Ella había visto en la televisión que habían puesto una bomba en el aeropuerto donde yo me bajé, que más tarde estalló, pero por suerte yo ya me encontraba en mi habitación.
-La semana pasada falleció el almeriense Juan José Tonda Foruria a la edad de 75 años, destacado árbitro de boxeo internacional, con quien compartiste arbitraje en varias veladas. ¿Cómo le impactó esa noticia?
-La verdad es que su muerte ha sido un impacto muy grande para mí. Sabía que estaba enfermo, pero no me imaginaba que lo estuviera tanto. Tantas vivencias juntas, tantas veladas de boxeo. Compartimos muchos campeonatos de España y gratos recuerdos de amistad en el mundo boxístico, al igual que con Diego Bonillo García, otro competente árbitro/juez almeriense, recientemente también fallecido. Yo fui quien dio la noticia de su muerte a las federaciones española y andaluza para que la notificaran en los medios de comunicación.
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