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Luis Romera Camacho, el joyero almeriense del corazón de oro

historia de un virtuoso en las distintas disciplinas del arte

Realizó para el doctor Barnard el órgano humano, a tamaño real y desmontable, con motivo del primer trasplante que hizo en el mundo; fue encargo del Colegio de Médicos de Almería

Luis Romera en su taller junto a su hijo, José Romera, que ha seguido sus pasos en el mundo de la joyería artesanal. / Diario de Almería

Ser un artesano del oro en el siglo XX significaba trabajar con el metal para crear piezas de joyería o de orfebrería evolucionando las técnicas tradicionales hacia un enfoque más personal y de diseño. Se requería habilidad, herramientas especializadas y conocimiento de gemas. Este siglo fue un periodo de gran cambio para los joyeros, que vieron surgir grandes marcas y diseñadores, y se integraron en la vida de la alta sociedad, liberándose de las reglas más rígidas del oficio. Entre ellos figuraba el prestigioso joyero Luis Romera Camacho, almeriense y considerado uno de los mejores de España, según cuentan quienes lo conocieron creando piezas únicas en su taller.

/ Diario de Almería

Era artista en todas sus facetas y hasta sus colegas del gremio señalan que “se equivocó de fecha de nacimiento, pues tenía que haber sido uno de los protagonistas del Renacimiento”. De sus manos salieron obras grandiosas como un corazón humano realizado a tamaño natural y elaborado en oro. Fue una pieza exclusiva que se entregó al doctor Christiaan Barnardcon motivo del primer trasplante de corazón que se hizo en el mundo. Quienes pudieron ver semejante joya la describen como “una pieza maravillosa, con todas las partes de un corazón de verdad, incluidas las venas y arterias, y desmontable (un ventrículo y otro se podían separar y volver a engarzar). Algo realmente fuera de lo que cualquiera pueda imaginar”. Fue un encargo que le hizo el Colegio de Médicos de Almería, institución que se lo entregó al prestigioso cardiólogo con motivo de un congreso realizado en España en mayo de 1968. Fue justo un año después del primer trasplante de corazón, concretamente durante una conferencia que impartió en Zaragoza en el I Congreso de Medicina Aragonesa.

Un sello postal de la localidad asiática de Bhutan, recoge la imagen del doctor que protagonizó el primer trasplante de corazón en el mundo, Christiaan Barnard, y a su lado un corazón de oro, posiblemente la joya que diseñó y ejecutó el almeriense Luis Romera para él en 1968. / Diario de Almería

Casualidad o no, existe precisamente un sello de una ciudad de Asia (Bhutan) que recoge la fotografía del cardiólogo junto a un corazón de oro cuyas características coinciden de forma idéntica con lo que describen quienes tuvieron la oportunidad de tener entre sus manos el corazón de oro diseñado y elaborado por el joyero almeriense Luis Romera.

Además de elaboraciones tan emblemáticas o destacadas como el corazón (para simboliza tanto el órgano vital como el hito médico histórico que representó esa cirugía pionera), el artista también puso su sello hasta al más simple pendiente, colgante o anillo que hoy lucen muchas mujeres y hombres de la provincia de Almería o de otras partes del mundo, sin olvidar sus cuadros, acuarelas, dibujos y esculturas.

Distintos formatos del Sol de Portocarrero en oro, diseños que inspiraron el galardón institucional del Ayuntamiento de Almería / Diario de Almería

Pero su mejor obra ha sido, sin duda, la que hizo junto a Mari, su amada esposa, durante los 72 años que han estado juntos. La creación de su familia, la que con orgullo y mucho amor formó.

Luis Romera Camacho nació en 1930 y transitó en su infancia por lo más crudo de la postguerra. En su temprana juventud, comenzó a trabajar junto a su padre en el taller de joyería que este regentaba en la calle Juan Lirola, cerca de la Plaza Santa Rita de la capital.

Medalla de oro de la Universidad de Almería que él diseñó y ejecutó y la institución aún conserva el modelo. / Diario de Almería

Se le daba bien el oficio, pero para perfeccionarse más acudió a la Escuela de Artes y Oficios de Almería durante más de 20 años. Allí aprendió y perfeccionó todas las artes que se impartían en ese momento: dibujo, pintura, escultura, grabado, etc. Fue en aquella época compañero de todos los artistas que posteriormente formaron el llamado Movimiento Indaliano.

A lo largo de su trayectoria artística, ganó dos premios nacionales de dibujo. Pero a pesar de ello, se decantó por una disciplina mucho más completa: la joyería, que aúna en la creación de una pieza todas las modalidades: arquitectura, dibujo, pintura, escultura, etc.

A mediados de los años 50, comenzó a trabajar en Joyería Miras, ubicada en el Paseo de Almería, donde desarrolló toda su vida profesional hasta su jubilación. Sólo tuvo dos joyeros aprendices: Pepe Berenguel y Pepe Sánchez, que posteriormente también trabajaron en la misma joyería hasta su paso a la vida de jubilados.

Luis Romera, José Luis Romera y Daniel Romera, tres generaciones en el taller.

Durante más de medio siglo realizó miles de trabajos, unos de alta joyería y otros más sencillos, así como trofeos y galardones institucionales que hoy en día perduran como símbolos de alto valor. Destacan el conocido Sol de Portocarrero, que es el actual símbolo de la ciudad y que empezó siendo un regalo institucional del Excelentísimo Ayuntamiento de Almería. Según ha relatado a Diario de Almería su hijo, José Luis Romera (desde bien pequeño siguió los pasos de su padre en el taller y se alimentó de la pasión por el arte y la joyería), “él lo realizó en oro por primera vez para las ediciones del Rally de Montecarlo que salieron varios años desde Almería en la década de los 70”. También el Sol de Portocarrero era el trofeo entregado a los ganadores de La Regata de Snipe que organiza el Club de Mar de Almería, o el escudo de oro del Ayuntamiento de la ciudad, el trofeo que la Peña El Taranto entregaba como máxima distinción en sus festivales de cante, así como el Trofeo Lucas López. En la época dorada del Club de Tenis Almería, su trofeo de Feria, el logotipo realizado en oro en relieve, o la llave de oro de la ciudad de Almería que el Consistorio entregó a su Majestad el Rey Don Juan Carlos I.

Uno de los bocetos que su familia tiene archivados, junto a la pieza ya terminada en oro y perlas en color chocolate / Diario de Almería

Con la creación de la Universidad de Almería, Luis Romera fue el diseñador y creador de la Medalla de Oro con la que los distintos rectores han galardonado al Rey Juan Carlos, al Rey Felipe VI, a Federico Mayor Zaragoza (político), al Premio Nobel de la Paz Rigoberta Menchú, a Tomatito (guitarrista), Ginés Morata (científico) o al astronauta Miguel López-Alegría.

De su ingenio y destreza también salió el diseño de importantes trofeos del ámbito taurino como es el caso del Trofeo Pacorro, una pluma realizada en oro con la que se distinguía a la mejor critica taurina de la Feria de Almería, o el Trofeo 3T3 con una cabeza de toro de lidia en relieve sobre un ágata; así como el estoque de oro que se entregaba al torero que había realizado la mejor faena.

Las hermandades y cofradías de la capital y de la provincia guardan hoy entre sus tesoros más preciados joyas de incalculable valor realizadas en el taller de Luis Romera. Entre otras, destaca la FE en forma de ancla que porta la Virgen de la Esperanza de la Hermandad de Estudiantes, realizada en oro con esmeraldas, y el libro de reglas de la Hermandad de la Borriquita, amén de realizar los escudos en oro de casi todas las cofradías de la ciudad y algunas de otros municipios almerienses.

Estos son sólo algunos de los ejemplos más significativos de trabajos realizados por el maestros de los joyeros de Almería, y de otros muchos de España, para instituciones y personalidades. Todo, sin contar los miles de encargos de particulares a lo largo de los más de 60 años que ha ejercido la profesión.

Luis Romera Camacho ha dejado cientos de diseños, dibujos y bocetos archivados. Algunos que llegó a ejecutar y otros que nunca se materializaron. Hoy están a buen recaudo en el archivo personal de José Luis Romera, otro grande de la joyería que ha heredado de su padre no solo la pasión por la profesión, sino la destreza y el virtuosismo para trabajar el metal y las piedras preciosas (regenta su propio taller de joyería, en la calle Terriza de la capital, desde hace más de 33 años).

Según cuenta su hijo a este periódico, “mi padre nunca dejó el dibujo y en sus ratos de ocio pintaba acuarelas, hasta que la enfermedad del Alzheimer fue mermando poco a poco sus enormes habilidades de mente y manos”.

Almería ha perdido a un grande del mundo de las artes y en el terreno personal, su familia y amigos, a una persona “sencilla, callada, amigo de sus amigos, esposo, padre y abuelo de los que todos queremos tener en la familia”, como indica José Luis. Así era Luis Romera Camacho, que falleció el pasado 12 de agosto a los 95 años de edad.

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