Overbooking de autocaravanas en la costa de Almería
Cientos de jubilados europeos colonizan durante los meses del frío invierno todo tipo de espacios no habilitados en el litoral en busca de calor y sol junto al mar almeriense
Almería, escala masiva de la OPE de las autocaravanas europeas hacia Marruecos

La costa de Almería es una de las zonas del país con mayor tirón del turismo de autocaravanas, especialmente tras el impacto de la pandemia, y durante todo el año es constante la presencia de casas sobre ruedas en la franja litoral desde Adra hasta Pulpí, así como en otros enclaves naturales del interior, tanto en las áreas camper como en lugares no habilitados. Pero hay una fecha en la que el parque móvil se dispara y el mapa de Almería se rodea con un círculo rojo que determina una parada obligatoria. En los meses de diciembre, enero y febrero se desplazan a la provincia miles de jubilados europeos que invaden cualquier rincón costero en busca del buen tiempo y el sol de Almería, a ser posible en la primera línea de playa, algunos como escala previa de un trayecto posterior hacia Marruecos a través de un ferry desde cualquier de los puertos andaluces.
El overbooking de caravanas y furgonetas camperizadas genera colonias permanentes en lugares no autorizados ni habilitados para este tipo de estacionamientos de larga duración, a pesar de que con la instrucción PROT 2023/14 de la DGT se permite la estancia en los aparcamientos (como al resto de los vehículos) siempre y cuando no ocupen más superficie de la que abarca su perímetro ni desplieguen elementos proyectables como los toldos, mesas o sillas ni tampoco las patas estabilizadoras. Alemanes, holandeses, belgas y franceses pasan el frío invierno en la provincia guiados por los foros y plataformas del caravaning en los que se identifican todos los puntos de interés para que puedan llenar el depósito de agua, realizar los vertidos y ducharse pagando en los campings y zonas específicas o a coste cero en núcleos urbanos en los que aprovechan el vacío legal de las ordenanzas municipales en cuanto a la ocupación de espacios y vías públicas sin rotación y a la falta de control de determinados abusos como llenar en las fuentes y acometidas, evacuar residuales del 'poti' (argot caravanista) o montar campamentos con remolques, casetas de perro, tendederos y entoldados.
En la capital ya son cuatro las aglomeraciones de caravanistas concentradas entre la avenida del Mediterráneo y el paseo marítimo de Ribera. En el solar anexo del parque de las Familias comenzó todo. De un día para otro se convertía en un barrio que crecía en silencio y al que este periódico definía hace ya tres años como Vega Caravanas. Un año antes ya se había constatado la invasión consentida de la capital. Eran más de medio millar hasta que la Policía Local los invitara a marcharse por la presión ejercida por los vecinos, la patronal de los hosteleros y los partidos de la oposición. Desde el Ayuntamiento se valoró incluso la posibilidad de vallar los terrenos mientras trabajaba en una nueva regulación municipal en la que se incluyera este segmento turístico al alza carente de ordenanzas. Pero la normativa no ha llegado y, a pesar de la fuerte demanda del sector en la ciudad, no se ha previsto todavía un camping y área camper, siendo la principal reivindicación y también pretexto de los jubilados europeos que han invadido la franja litoral.
Este año han vuelto al parque de las Familias, pero ni un tercio de los que llegaron antaño. La razón es bien sencilla. Han expandido el ámbito de pernoctación y también han ocupado los aparcamientos de El Bobar, frente a la desaladora, y los del nuevo espacio verde de la prolongación del paseo marítimo Carmen de Burgos junto al delta del Andarax. Tres enclaves en los que mantenían presencia durante los últimos años a los que se suma una nueva colonia, posiblemente hoy la más importante, a espaldas del hospital HLA Mediterráneo, en la parcela delimitada por las calles Portugal, Nueva Sortina y Cánovas del Castillo. El tránsito estos días es permanente, entran y salen a través de la avenida Cabo de Gata, y la cifra total podría superar el millar. En este tramo se mantienen en hilera con los parasoles cubriendo todas las ventanas para protegerse de los rayos del sol y cubrir su intimidad.
Autocaravanas, furgonetas y hasta autobuses de un sinfín de modelos y calibres, de los que suelen colgar bicicletas o algún remolque, hibernan ante el asombro de transeúntes y deportistas. Las hay con calzos y antenas parabólicas para seguir viendo la televisión de su país. También hay de lujo y de hasta ocho metros de longitud con un valor de mercado por encima de los 150.000 euros. Los que se han instalado en primera línea de playa se sientan a disfrutar del sol en sus hamacas y toman el desayuno frente al mar. Apenas dejan plazas libres en las que poder aparcar y las papeleras no tienen capacidad para soportar el creciente volumen de residuos. De ahí los problemas que surgen en la convivencia con los vecinos, además de la falta de salubridad e imagen tan negativa que generan algunos incívicos que contaminan y realizan todo tipo de vertidos.
Paulina y Peter, holandeses que se han instalado junto al Paseo de Ribera, explican que pasarán dos meses en Almería de los cuatro que tendrá su desplazamiento invernal en España. Denuncian que no hay puntos para evacuar aguas fecales y faltan papeleras y contenedores para la basura. Entienden que la ciudad necesita habilitar zonas específicas para acoger a este tipo de turistas que viajan con la casa a cuestas. “No nos importaría pagar por los servicios, aquí compramos agua y comida y echamos gasolina. Nos gusta Almería, su clima, su comida y su gente, pero no hay facilidades para este tipo de estancias”, argumentan. Y añaden que en su tiempo libre recogen colillas, latas y otros envases que encuentran en la orilla, las que han dejado otros usuarios como pescadores y bañistas. Almería tiene seis zonas públicas habilitadas, pero ninguna en la capital frente a la quincena de Córdoba o veintena de Sevilla.
En otros puntos del litoral como el núcleo de Cabo de Gata, entre Las Salinas y La Fabriquilla, las autocaravanas también se multiplican en estas fechas, mientras que las áreas próximas habilitadas para su estancia no llegan al 50% de ocupación durante el invierno. La Asociación Provincial de Empresarios de Hostelería de Almería (ASHAL) lleva años denunciando ante la Subdelegación del Gobierno y ayuntamientos como el de la capital que esta situación se ha vuelto insostenible y deben tomar cartas en el asunto. Lamentan el perjuicio para la economía del sector del camping y han instado a las administraciones a comprobar la ficha de registro de viajeros y policial y al "desalojo" de los centenares de caravanas aparcadas para pasar largas temporadas en la provincia. Esta invasión consentida colapsa vías públicas y coloniza aparcamientos junto a las playas de Retamar, Níjar, Vera o Garrucha. Es el overbooking sin control del caravaning en la costa de Almería.
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