Almería

La restricción a los camiones no logra aliviar el colapso en hora punta de la A-7

  • Entre las 7:30 y 8:30 horas de lunes a viernes tienen una parada obligada en la salida 420 a la altura de La Mojonera

La restricción a camiones no alivia el colapso en hora punta de la A-7

La restricción a camiones no alivia el colapso en hora punta de la A-7

Las nuevas medidas del Gobierno para combatir el colapso de la A-7 por el cierre del Cañarete no han tenido el efecto esperado, al menos en su primer día. Hoy volvía el calvario de cada mañana de la Autovía del Mediterráneo. Miles de conductores atascados entre los enlaces 429 de Roquetas y el 438 del acceso a la capital por Bayyana. Como si de la entrada a las grandes urbes se tratara, pese a no tener ni una décima parte del tráfico que generan estas ciudades con millones de usuarios, cada día toca suplicio al volante y prende la llama de la impaciencia cuando se colapsa la A-7 en la ida al trabajo, al colegio o al médico.

Entre el exasperante concierto del claxon de más de un turismo y la psicosis colectiva del que sabe que llegará tarde cuando lo esperan, se genera una tensión que propicia imprudencias y más de un accidente. En poco más de un mes, desde que se cerrara al tráfico el Cañarete por el enésimo desprendimiento de rocas, se han registrado una docena de alcances y colisiones ante la impotencia de los agentes de la Guardia Civil de Tráfico y Policía Local roquetera en el tramo provincial más negro de la Autovía del Mediterráneo.

Más de 50.000 vehículos diarios a los que se suman otros 15.000 que con anterioridad circulaban, como alternativa de una A-7 al borde del colapso, a través de los nueve kilómetros de ensueño en las estribaciones sur de la Sierra de Gádor junto a la orilla del mar. De nada sirve el refuerzo de las medidas policiales ni los mensajes en paneles ni nuevas señales si los conductores se encuentran con la retención cada día. Tampoco la restricción impuesta a los vehículos pesados que por circunstancias excepcionales y como medida para aumentar la fluidez y seguridad del tráfico en la autovía tienen que apearse obligatoriamente en una zona de aparcamiento junto a la salida 420 en La Mojonera. Entre las 7:30 y 8:30 horas de la mañana no pueden transitar entre los kilómetros 429 y 438, el punto más negro de la red viaria provincial.

Pero esta medida tampoco acaba de apaciguar las hostilidades y la exigencia al nuevo Gobierno de Pedro Sánchez es máxima, tanto en la reapertura del Cañarete como para la construcción de un tercer carril en la A-7 que si dispone de estos hilos de descongestión de la circulación desde la Comunidad Valenciana hasta la frontera francesa. Es más, desde febrero de 2018 se trabaja en el proyecto de construcción de un tercer eje entre Crevillente y Alhama de Murcia. 72 kilómetros con una inversión que rondará los 415 millones de euros y 25 en expropiaciones.

En Almería se reclama el tercer carril de la autovía desde hace más de una década e inicialmente se configuró durante el Gobierno de Zapatero entre el municipio de Viator y el núcleo de El Parador con un coste aproximado de 55 millones de euros. La crisis aparcó la infraestructura viaria que más necesita la provincia y se rescató ya en el Ejecutivo de Rajoy con un itinerario más reducido, entre la capital y Roquetas, licitándose el proyecto en octubre de 2017 para ser adjudicado en agosto del año siguiente. La inversión estará en torno a los 32 millones de euros, si bien la redacción de la actuación acumula un importante retraso.

El Ministerio de Transportes informó a este periódico que el proyecto se encuentra actualmente en fase de evaluación ambiental, si bien no precisa los plazos para la finalización del expediente y el inicio de la licitación. El tercer hilo en estos diez kilómetros tendrá un ancho de 3,5 metros en los dos sentidos de circulación y los túneles no serán obstáculo porque se crearon con capacidad para su ampliación. 

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