Vía Augusta
Alberto Grimaldi
La conversión de Pedro
3.846 inmigrantes han entrado en Almería por vía marítima y de forma irregular entre el 1 de enero y el 30 de septiembre. Con una media de llegadas de 14 personas cada día, la provincia se mantiene como el punto más caliente de la crisis migratoria en la península -sólo las islas Canarias y Baleares han experimentado mayores flujos en lo que va de año- y acapara el 93% de todas las llegadas en Andalucía. Otras provincias del mediterráneo presentan registros muy inferiores con 1.507 inmigrantes ilegales en Murcia, 284 en Alicante, poco más de 200 en Cádiz, 36 en Granada y 7 en Málaga. Tan sólo en el mes de septiembre entraron ilegalmente 697 africanos en Almería, una cifra que supera la estadística de todas las provincias andaluzas en lo que va de año.
El cómputo de viajeros en narcolanchas y pateras taxi recepcionados en los poco más de 200 kilómetros de costa de Almería por Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado en los nueve primeros meses del año supone un incremento del 32% en las llegadas con respecto al mismo periodo del año anterior, dato que contrasta con el descenso de casi el 40% de esta inmigración clandestina en España (25.683 en 2025 y 41.166 en 2024). El repunte del flujo migratorio irregular que viene recibiendo la provincia se atribuye al incremento de la ruta argelina que concentra el 85% de las personas que han desembarcado en la provincia, según recoge el último informe del Centro de Coordinación para la Vigilancia Marítima de Costas y Fronteras. Este año se han identificado a 43 personas de origen subsahariano y otros 58 llegaron de diferentes países del continente africano.
El año pasado hasta octubre fueron atendidos en la costa almeriense 1.683 inmigrantes procedentes de Argelia y en los nueve primeros meses de 2025 ya son 3.302, lo que supone un incremento del 96% respecto de esa nacionalidad. El año pasado por estas fechas, las dos rutas migratorias principales se repartían las llegadas en un 55 y 45%. La otra autopista migratoria desde Marruecos ha retrocedido a la mitad y en el ejercicio en curso han sido identificados 443 viajeros en el tránsito desde el Estrecho frente a los casi 1.100 del año anterior. La ruta argelina no sólo lidera los flujos migratorios a Almería, después de varios periodos en los que crecieron hasta equipararse las descargas de las mafias de Marruecos, sino que acapara casi todo el tránsito irregular de embarcaciones, en su mayoría narcolanchas de las mafias que operan desde el golfo de Orán, con el 85% de viajeros transportados de manera ilegal.
Con 3.846 inmigrantes hasta octubre, Almería consolida su liderazgo y con diferencias abismales con otras provincias litorales de la península y sólo tiene registros inferiores a los de las islas Canarias (12.930) y Baleares (5.808). El archipiélago canario experimenta un retroceso del 57% en las llegadas de pateras, cayucos y neumáticas frente al incremento del 76% de las islas del mediterráneo occidental. Con más de 60.000 inmigrantes en la última década, la costa de Almería es el tramo del litoral de la península más castigado por la actividad de las mafias que trafican con la desesperación humana y llegan a cobrar hasta 10.000 euros por cada pasaje para cruzar el mar de Alborán en planeadoras de última generación, pateras taxi y hasta motos de agua.
La provincia es un enclave geoestratégico imprescindible para la supervivencia y auge de estas redes delictivas del triple negocio del tráfico de hachís, la industria auxiliar del petaqueo y el transporte de inmigrantes. Durante el pasado año llegaron a la provincia 4.067 personas en 357 embarcaciones, que arroja una media de 11 migrantes cada día, y en 2023 fueron 6.433 en 492 lanchas y pateras, en torno a 17 por cada jornadas. Fuentes de la investigación policial han explicado a este medio que los inmigrantes recepcionados en Almería siguen, en su mayoría, el trayecto hacia Francia y, con ayuda de otros organizadores de su tránsito ilegal, llegan a pagar hasta 300 euros por traslados en coche hacia Valencia, Cataluña y País Vasco.
Con narcolanchas de última generación de once metros y medio de eslora y tres o cuatro motores fueraborda de 300 caballos de potencia cada uno alcanzan velocidades de 60 nudos y completan el recorrido desde el Golfo de Orán en poco más de dos horas y media. Estas semirrígidas, cada vez más del tipo Phantom, cuentan con radares que identifican a las patrulleras de Guardia Civil en un ratio de 20 a 25 kilómetros. Durante el trayecto navegan a una velocidad de crucero de 35 a 40 nudos y sólo fuerzan motor cuando son perseguidos, lo que dispara el consumo de combustible. Con la llegada del buen tiempo pueden realizar hasta cuatro viajes por día entre la costa almeriense y la africana, oleadas permanentes que desbordan las capacidades de actuación de la Guardia Civil.
Cada vez son más frecuentes los episodios violentos a bordo, con desembarcos en los que pierde la vida algún viajero y muchos acaban heridos, porque no se acercan a la orilla para iniciar el retorno de inmediato y los tiran al agua bruscamente y sin pensar lo difícil que será alcanzar tierra firme para los que no saben nadar. En lo que va de año han fallecido ya una docena de personas. Asociaciones y sindicatos policiales consideran que siguen “infradotados” para hacer frente a la actividad creciente de estas organizaciones delictivas, con recursos ilimitados y la tecnología más avanzada, que han desplazado sus estructuras operativas y logísticas hacia el sureste peninsular por el estrangulamiento y presión policial que sufren en aguas del Estrecho. La AUGC viene reclamando desde hace años un plan especial contra mafias del narcotráfico e inmigración ilegal para el Mar de Alborán.
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