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Copa Davis en Málaga: Jannik Sinner tumba a Djokovic y se cita con Australia

Italia y Serbia se saludan tras el partido de dobles. Italia y Serbia se saludan tras el partido de dobles.

Italia y Serbia se saludan tras el partido de dobles. / Efe

Más de ocho horas de tenis en sesión continua, un tobogán de emociones entre Italia y Serbia en el que emerge la impresionante figura de Jannik Sinner, un tenista superlativo que puede salir en otra dimensión desde Málaga. No, no es la de 2023 la Copa Davis de Novak Djokovic, que pierde en Málaga su primer partido individual en la competición desde 2011 (21 victorias seguidas) y también cae después en el partido de dobles junto a Miomir Kecmanovic ante otra vez Sinner y Lorenzo Sonego. Contaba Djokovic que en 2010, con 23 años, había ganado un grand slam y tras ganar la Davis le cambió algo en la cabeza. Quería repetir sensaciones 13 años después, parecía en un buen momento mental y físico. Pero tenía más hambre Sinner. Y también más tenis en esta semana de noviembre en Málaga. Memorable actuación del joven chico de padres alemanes y que se crió a más de 1.000 metros de altitud en San Cándido, en los Dolomitas, al lado de la frontera de Austria, compartiendo esquí y tenis. El pelirrojo ha llevado a su país a pulso hasta la final, levantando en primera persona dos eliminatorias que su país perdía 0-1 tras las derrotas de Arnaldi (ante Países Bajos) y Musetti (ante el serbio Kecmanovic). Ganó sus individuales y bajó al fango del doble junto a Sonego para rematar faenas espectaculares. Queda una final ante Australia a la que no se debe ni mucho menospreciar, pero la Davis de 2023 va tallando el apellido como la de Sinner. Han sido cuatro victorias en tres días que han llevado a Italia a su primera final de Davis desde 1998. Su única Ensaladera data de 1976.

Djokovic consuela a Kecmanovic. Djokovic consuela a Kecmanovic.

Djokovic consuela a Kecmanovic. / Efe

En el primer episodio, en la batalla de generaciones, el mejor partido, hasta que Carlos Alcaraz se centre de nuevo, que se puede ver a día de hoy en el tenis, Jannik Sinner le ganó el choque a Novak Djokovic en un duelo tremendo de tenis. Miomir Kecmanovic había liquidado a Lorenzo Musetti (7-6, 2-6 y 2-6) en el primer partido y había puesto alfombra roja para que el invencible Djokovic, 12 años y 21 partidos sin caer en individuales en la Copa Davis, llevara a su país a la final. Pero el orgulloso chico del norte de Italia negó la derrota. Estaba en el precipicio colgando de un brazo. 5-4 para Djokovic en el tercer set y 0-40. Tiró de saque, con nervios de acero, para ganar cinco puntos seguidos. Quebró la confianza de Djokovic, para lo que hay que ser un elegido. Y el serbio cedió su servicio en el juego siguiente para que Sinner rematara un 7-5 inolvidable. Los gritos de “Italia, Italia”, el Carpena parecía un pequeño Foro Itálico, se imponen a los de “Srbija, Srbija” y los “Idemo, Nole”, “Vamos, Nole”.

Había sido un partido extraño antes. Con dos sets bastantes diferentes. El primero ganado por Sinner claramente (6-2) tras dos breaks. La respuesta de Djokovic estuvo a la altura (2-6). Dos roturas cada uno. Como si, por cortesía, hubieran pactado un tercer set a fuego después de dos primeros de tanteo. En el definitivo se elevó el nivel, el de los dos finalistas del Masters que vivían su tercer duelo en 10 días. Sinner sufría más con su saque, pero no se lo acababa de arrancar el mago serbio, que no estaba esta vez por encima del rival aunque le metía presión. Los dos son especialistas en transformar golpes que serían ganadores ante cualquier rival en un contraataque brutal con la fuerza añadida propia. 

Un momento del partido. Un momento del partido.

Un momento del partido. / Efe

Ahí se llegó a la resolución de un duelo que no parece que pueda prolongarse muchos años por la edad de Djokovic, pero que tiene el olor a grande. Y, para que la función fuese completa, ambos se citaban después en el doble para rematar la eliminatoria. Djokovic con Kecmanovic y Sinner con Sonego.  No es la Davis clásica, es otro formato que necesita poso y tiempo para asentarse. Pero también tiene su magia. Algo más reducido, conforme a los consumos de los nuevos tiempos, pero también pueden verse partidos inmortales como este Sinner-Djokovic de Málaga, un clásico ya de la competición.

La secuela posterior fue de color azul. Serbia cambió a Kecmanovic por Lajovic para jugar junto a Djokovic, mientras que Sinner repetía junto a Sonego como ya hicieran para vencer ante Países Bajos. Es otra especialidad que exige otros mecanismos, aunque la calidad de los golpes está ahí. Pero el lenguaje corporal de los italianos era más alegre, muy poderoso. Paradójicamente, Kecmanovic empequeñeció mucho respecto al individual. Como Batman tiene a Robin, Djokovic parecía disponer en esta Copa Davis de él. También de Belgrado, el paisano, que en los últimos años estuvo trabajando con el argentino David Nalbandian, al que admiraba de pequeño y al que recuerda en algunos aspectos de su juego, se presentaba en Málaga con cuatro derrotas en sus últimos cuatro partidos del circuito ATP. Fue una roca ante Jack Draper el jueves. Ante Musetti dominaba, pero el italiano encontró durante un rato a sus musas y de restar para no perder el set llegó al tie break y lo ganó (9-7).

Sinner y Sonego dialogan. Sinner y Sonego dialogan.

Sinner y Sonego dialogan. / Efe

Musetti tiene 21 años y es el número 27 del mundo. Ha dado muestras con chispazos de un tenis brutal. Este año le ganó en un partido de mucha calidad a Djokovic en Montecarlo. También a Sinner en Barcelona. Pero alterna con derrotas inesperadas. Es esa inconsistencia la que le hace no estar más arriba. Natural de Carrara, tierra del famoso mármol, el toscano es un jugador fino y delicado. Con un revés exquisito a una mano, estaba bien perfilado con ese tie break ganado y con 2-2 en el segundo set. Ahí apareció la cara B de Musetti, que quedó engullido y se bloqueó para encajar nueve juegos seguidos, varios de ellos con 40-0 o 0-40. Adujo después problemas en una pierna. 6-2 y 6-1 de corrido.

En ese escenario se llegaba al doble. Pesó más el ánimo de Sinner, con un subidón tras ganar a Djokovic, que intentó tirar de Kecmanovic, que en la red parecía muy perdido, la falta de costumbre. Sinner leyó mejor situaciones. Rompió Italia en el momento preciso para ganar 6-3 la primera manga. Hubo un momento crítico para Serbia que recordó al partido individual. Con 3-3, un juego impresionante de casi 15 minutos. Levantó un 0-40 y un total de cinco bolas de break Italia con Djokovic metiendo mucha presión a sus rivales, también encarándose con el público italiano. Después iría a saludar uno a uno a los 20 miembros del staff riva. Y fue el viento necesario para que Italia golpeara en el siguiente saque serbio y se presentara en la final de la Davis 25 años después. No la gana desde hace 47. Sí, parece que el cielo siempre puede ser más azul...

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