La consulta del especialista

Uso obligatorio de la mascarilla para correr, ¿de locos o no tanto?

  • La Revista Española de Salud Pública ha revisado todos los artículos relacionados con el uso de mascarillas a lo largo de los años y sus efectos en la fisiología respiratoria

  • Nuevo look del deportista

Dos atletas en la Carrera Popular de Rioja con mascarilla

Dos atletas en la Carrera Popular de Rioja con mascarilla / Javier Alonso

Hay varias conclusiones que nadie discute a estas alturas de la pandemia y son: el uso de mascarilla tanto para espacios abiertos o cerrados, reduce entre un 20-40% la mortalidad, si la lleva puesta el 80% de la población. Si a eso le asociamos la higiene de manos y la distancia de 1.5 metros, se reduce el riesgo de contagio en un 99%.

La semana pasada la Junta de Andalucía publicaba la obligatoriedad de usar la mascarilla para correr, en aquellos lugares donde la afluencia de corredores o viandantes no hiciera posible disponer de ese metro y medio de distancia entre las personas. Textualmente dice: “En el caso de la práctica físico-deportiva no federada, el uso de mascarilla será obligatorio si no se puede garantizar en todo momento la distancia de seguridad interpersonal”. Cuando leí la noticia no daba crédito y pasé del asombro al enfado, a pesar de que estoy federado en atletismo y podría no llevar la mascarilla. Por eso decidí realizar una búsqueda bibliográfica de aquellos artículos científicos que aportaran información acerca de los riesgos/beneficios de usar mascarillas durante un esfuerzo intenso y prolongado. El que más información me ha aportado es uno español publicado en la Revista Española de Salud Pública en agosto de 2020. Los autores han revisado todos los artículos relacionados con el uso de mascarillas a lo largo de los años, y sus efectos en la fisiología respiratoria. Cuando hablamos de mascarilla y ejercicio, las que usamos son las higiénicas o quirúrgicas. Realizar actividad física intensa con una mascarilla FFP2 o K95 es impensable.

¿Cómo se intercambia oxígeno en el pulmón?

El oxígeno que llega a los pulmones con cada inspiración, se intercambia en unos pequeños “sacos” llamados alveolos. Como el aire que llega al pulmón es rico en oxígeno, éste pasa de los alvéolos pulmonares donde hay una mayor concentración de oxígeno, a la sangre de los capilares que lo rodean, donde es menor. Una vez en la sangre, el oxígeno se reparte por las arterias a lo largo de toda la anatomía. Lo inverso ocurre con el CO2. La sangre de los capilares es rica en CO2, por lo que pasan de dichos capilares a los alveolos y de ahí es expulsado mediante la espiración. Así pues, es un intercambio, inspiramos oxígeno sobre todo y en el pulmón pasa a la sangre (aire limpio); en respuesta, el CO2 que es un producto de desecho, es intercambiado por el oxígeno y se expulsa (aire sucio).

Pero si realizamos un ejercicio físico intenso como correr, el organismo demanda una mayor cantidad de oxígeno lo que obliga a los pulmones a incrementar la frecuencia respiratoria y la profundidad de la misma. El corazón también late más deprisa para que la sangre circule a mayor velocidad. Cuando el ritmo de ejercicio no sobrepasa la capacidad de la persona, se puede mantener durante un buen rato. Pero si los pulmones y el corazón no llegan a cubrir la demanda de oxígeno, se produce ácido láctico, se acumula y como resultado se genera una acidosis. El cuerpo intenta solucionarlo respirando más deprisa aún para revertir la situación.

Ejercicio y mascarilla

Si mientras corremos llevamos una mascarilla, no se expulsa todo el CO2 que es espirado, sino que volvemos a respirar nuestro propio CO2 (aire sucio) que queda retenido en el interior de la mascarilla; cada vez que inhalamos entra mayor cantidad de CO2 que si no lleváramos mascarilla. El aire que inspiramos es anormalmente rico en CO2 y pobre en oxígeno. Este CO2 llega a los alveolos y pasa a la sangre de los capilares, justo lo inverso que debería ocurrir. Se inspira más CO2 en lugar de oxígeno. El organismo intentar conseguir más oxígeno de la única manera que sabe: incrementar la frecuencia respiratoria y volvemos a empezar. Si esto se mantiene en el tiempo, se produce un fenómeno llamado hipercapnia, que es el exceso de CO2 en la sangre (aire sucio) y que trae consecuencias, entre ellas: cefalea, mareo, sensación de falta de aire, rubor o enrojecimiento facial.

El organismo intentar conseguir más oxígeno de la única manera que sabe: incrementar la frecuencia respiratoria

Debemos tener en cuenta otro aspecto importante en los relacionado con la pandemia. Cuando se corre a una velocidad alta, digamos a un ritmo de 4:30 min/km, para que no haya ningún tipo de aspiración de partículas respiratorias por parte del corredor que viene detrás, deberemos dejar una distancia de al menos 10 metros; de lo contrario, la persona que viene detrás aspira parte del aire que exhalamos, incluidas partículas virales en el caso de estar infectado. Mucha gente piensa que una persona que hace ejercicio no puede estar infectada. No es cierto. Recordamos que antes que la enfermedad de la cara en forma de síntomas, el virus puede estar en nuestro organismo y podemos contagiar, sin darnos cuenta ni notar nada de nada.

¿Hay riesgo de contagio al aire libre?

Al aire libre hay mucha menos posibilidad de contagiarse pero no es cero; para que sea cero debemos añadir esa distancia entre personas de 1.5 a 2 metros. Las partículas expulsadas por la respiración desaparecen mucho más rápido al aire libre, como si se diluyeran. Además, contamos con la ayuda de la luz del sol, ya que la radiación Ultravioleta neutraliza al virus. Otro tema es la cantidad de virus que se precisa para generar una respuesta inmune en el organismo. No hay un consenso por el momento, pero sí se sabe que se necesitan entre 8 a 15 minutos de aspiración continua de partículas respiratorias. Ello puede ocurrir en un sitio cerrado, pero es prácticamente imposible al aire libre tras el paso de un corredor o ciclista delante de un viandante, aún más difícil si hay luz solar. En un estudio realizado en China sobre 7300 pacientes contagiados, sólo 1 caso se produjo en el exterior y fue una persona que estuvo de pie hablando con otra que volvió de Wuhan, durante varios minutos. Si hubieran estado paseando, uno al lado del otro, el riesgo hubiera sido mucho menor, pero no es cero.

Sin embargo, en el tiempo tan difícil y duro que estamos viviendo, debemos pensar unos en otros. Hay que ponerse en el lugar de las personas que pasean tranquilamente y se sienten “violentadas” por tener cerca gente corriendo, sudando y exhalando partículas. Como corredor que soy, siempre intento hacer mi deporte favorito a horas poco concurridas, por lugares alejados de gente que pasea y si por alguna razón me cruzo con algún viandante, dejo esa distancia de 1.5 a 2 metros. Si no es posible, uso la mascarilla. Yo también espero que la persona con la que coincido, hace uso correcto de la mascarilla. Eso dificulta aún más el contagio, para ambos.

Distancia de seguridad marcada en las salidas. Distancia de seguridad marcada en las salidas.

Distancia de seguridad marcada en las salidas. / Javier Alonso

Razones médicas para no llevar la mascarilla durante el ejercicio físico intenso

-Con la humedad y el vapor de agua que empapa la mascarilla, se crea un microambiente húmedo ideal para que el COVD19 se encuentre tan a gusto que pueda vivir muchos días sin problemas.

-Incrementa el número de respiraciones y la profundidad de estas, intentando frenar la hipercapnia (exceso de CO2 en sangre) debido a que volvemos a respirar el aire “sucio” que se exhala. Pueden aparecer mareos, cefaleas y taquicardia.

-Con la mascarilla parte del aire que expulsamos sale hacia abajo o hacia arriba y puede irritar los ojos, con el consiguiente impulso de frotarnos. Si las manos no están limpias, podemos contagiarnos a nosotros mismos.

Sin embargo, a pesar de las razones fisiológicas en contra del uso de la mascarilla mientras realizamos un esfuerzo físico intenso, debemos respetar la ley y usarla cuando la distancia no se pueda asegurar con viandantes u otras personas. Usa recorridos con menos gente y a horas menos concurridas. Es el momento de pensar en ti, pero también en los demás.

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