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El verdadero logro de Lucas Alcaraz

  • El equipo sabe dosificarse en la primera mitad para acelear el ritmo tras el descanso u ocupar el campo con más raciocinio que antaño

  • Sobrevivir con los actuales delanteros exige un extra

Fidel se besa la mano para celebrar el 1-0 al culminar un centro de Pozo.

Fidel se besa la mano para celebrar el 1-0 al culminar un centro de Pozo. / JAVIER ALONSO

La resaca de la victoria ante el Lugo provocó diversas reacciones en torno al Almería de Lucas Alcaraz. Se dijo que el equipo rojiblanco ya jugaba a lo que quería el técnico nazarí o que ningún entrenador como él es capaz de sacar petróleo de esa manera. La realidad fue que dos acciones individuales, las de los dos exjugadores del Girona, dictaron sentencia. De igual forma, si se le hubiese ganado al Nástic con el penalti de Verza, me temo que la semana entrante se habría inundado de aseveraciones similares a las referidas. Lucas por ahí, Lucas por allá, la magia de Lucas.

Sin embargo el fútbol sigue siendo inexpugnable a los cantamañanas de turno, al ofrecer ayer su cara más creíble, la de la liga regular, el torneo más justo donde méritos, deméritos, suerte y mala suerte conviven en armonía e igualdad. Si alguien pensó en la escasa fortuna por no conquistar tres puntos al final, no pisa tierra firme.

Alcaraz ha alcanzado algo nada despreciable, competir con cualquier equipo de tú a tú

Todos los días no son fiesta, y si no, pensemos en la última jugada del partido inaugural de la temporada precisamente en Tarragona, con aquel disparo al palo de un jugador local ante René. Eso sí, lo acontecido allí y aquí ha servido para obtener el average ante un oponente tan directo como el Nástic.

Lo que verdaderamente ha alcanzado Lucas Alcaraz con su equipo es algo muy importante, en absoluto despreciable. Es más, puede que decisivo, dado el escaso número de efectivos y la falta de calidad general de su plantilla. Competir con cualquier equipo de la categoría de tú a tú, llegar vivos a los últimos minutos, saber dosificarse en la primera mitad para acelerar el ritmo tras el descanso u ocupar el campo con más raciocinio que antaño, es lo que Lucas Alcaraz ha impuesto con éxito, a excepción del lunar de Alcorcón.

Lo de vencer o no pasa por el acierto en acciones individuales, porque repito, los elegios por lo conseguido son merecidos con victoria, empate o derrota. Sin la tensión continua se puede ir gestionando con solvencia el largo periplo por la Liga 1|2|3, pero sobrevivir con los actuales delanteros le exige un trabajo extra al resto de las líneas, que en un futuro se puede acusar.

Quien más y quien menos se mueve en este mercado de invierno para no depender de su portero o de su mejor jugador. Lucas Alcaraz mueve sus fichas como puede y le dicta su dilatada experiencia, pero sigue subordinado a la inspiración de sus pupilos, mientras la actual directiva no mueve ficha, nunca mejor dicho. ¿Por qué? Sí, bueno, como se dice vulgarmente no hay un duro, pero al menos la imaginación puede hacer milagros cuando se trata de sobrevivir.

Todo el mundo sabe que la cuerda se puede romper en cualquier momento, y que el único patrimonio de la entidad está en juego. El primero que estará bramando en silencio será el mismo Lucas Alcaraz, que no creo que firmara un contrato relativamente extenso para, con su elevado caché, jugar a la ruleta rusa. Queda medio mes para el final del mercado de fichajes y parafraseando a Alfonso Guerra, igual a la Unión Deportiva Almería no la va a conocer ni la madre que la parió.

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