Feria de Almería

Dos corridas de toros y una novillada picada para la esperanza

  • Vuelven las figuras a la ‘guapa’ de la avenida de Vílches

  • Las únicas novedades para esta Feria son la presencia de Tomás Rufo y la reaparición de Emilio de Justo

Plaza de toros de Almería

Plaza de toros de Almería / Rafael González

Después de sesenta y seis años de gestión en nuestra plaza de toros, la familia Chopera y los últimos años como BMF-Toros, en sociedad con el empresario, ganadero y apoderado Alberto Bailleres, ya es historia y los aficionados esperan con una dulce esperanza la experiencia y la larga trayectoria de Lances Futuro, que es el nombre de la empresa que gestiona el sevillano José María Garzón, apoderado y empresario a su vez también de la plaza de toros de Málaga, de primera; de la plaza de toros de Santander y algunas más de no tanta relevancia.

Nuestra feria agosteña que este año va del sábado 20 al sábado 27 de este caluroso y abrasador mes de agosto que vivimos, en honor de la Virgen del Mar, patrona de Almería, sin las corridas de toros no se podría entender. El tiempo es inexorable y los tiempos van cambiando pero, la propia historia de la feria está cosida indefectiblemente al mundo taurino. Decía el bolero que “la distancia es el olvido”, pero la distancia desde aquel lejano 1888, año de la inauguración con un cartel compuesto por las figuras del momento, Rafael Molina “Lagartijo” y el maestro vasco Luis Mazzantini, a nuestros días, nuestra plaza y nuestra afición que suele llenar los tendidos tienen ya mayoría de edad. Las exigencias por todas partes van a más y nuestra afición cada día exigió más a la casa Chopera, cuando ésta, en la última década se había relajado y cada vez existían más desacuerdos con las peñas, los aficionados y público en general. Sin duda, habría intereses ocultos y filigranas varias de las que nunca los “mantenedores” de la fiesta entendieron.

Los mantones de Manila en los palcos de la plaza dan un toque de glamour y distinción

En las corridas de toros, tanto los que salgan por toriles, en presencia, trapío y como anden; así como los matadores acartelados, la aceptación, enjundia y belleza depende de cómo se haga y sobre todo con el sabor que quede el respetable, y éste a su vez responda conforme a la educación de cada uno, evitando los desmanes verbales y otros que a veces se producen, todo ello falto de ética, educación y civismo, si no es así, no es tan respetable.

Nuestra “guapa” será de las pocas plazas de toros que los palcos se engalanan con mantones de Manila, dándole un toque de distinción y glamur, sin olvidarnos de la belleza de la mujer almeriense, morena del sol de agosto que puebla los tendidos.

Música maestro. Eso, sí. Música maestro pero siempre a tiempo. Nunca a destiempo, cuando el criterio del dueño de la batuta quiere o lo ve conveniente, sin apreciar la profundidad de los lances, el desmayo del matador de turno con la mano derecha, o bien, una serie de naturales de ensueño, templados y con la mano baja. Cada partitura y algunas de belleza sublime deben ejecutarse cuando en el ruedo toro y torero transmiten pasión y pellizco a los tendidos, y cuando el cuerpo acompañando, engaño y el toro llevan la misma velocidad. También se repara en los años que llevamos con el mismo repertorio. En una corrida de toros –tan preñada de mitos y de símbolos- hay que ser respetuoso con las tradiciones. Permítanme una sugerencia. El solo de trompeta ha sido un referente en faenas clamorosas en cualquier plaza de toros. Esas notas del pasodoble “Nerva” dio paso a que se rescatasen otros que también incluyen solos, caso de “Opera flamenca”, del maestro Luis Araque, o la composición del maestro Abel Moreno que dedicó al matador Eduardo Dávila Miura, y que incluye un solo de trompeta con sones de la marcha de semana santa “A ti, Manué”. Pero, sin lugar a dudas, “Nerva” forma parte de la memoria musical de los aficionados. Para muchos es la banda sonora del toreo.

Como tradicional es también la merienda que, después de despachar al tercero de la tarde, empiezan a correr de lado a lado las bandejas de canapés, mediasnoches, buen jamón y quesos añejos, todo ellos regados con cerveza bien fría, manzanillas y finos. Recordemos que la temporada pasada, Feria 2021, solo se podía pasar la botella de agua y ya llevábamos dos años sin feria y sin su consabida merienda algo consustancial con Almería. Así dicen los matadores, “en Almería abrimos plaza dos veces, una con el primero de la tarde y otra con el cuarto”, ya que el público aún está con los últimos pastelillos y con el gin-tonic a medias”.

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