Feria

Una tradición gigante por herencia

Un año más, los gigantes y cabezudos nos acompañan en la Feria de Almería. Este año, participarán el sábado en el pregón, el lunes en la batalla de flores, el martes en el casco histórico y el miércoles y el viernes en el Recinto Ferial, intensificando así sus actividades respecto al año anterior.

La diana de gigantes es una tradición arraigada en la Feria de Almería. Además, como novedad, cabe destacar la restauración de los 12 gigantes el pasado año, cambiando tanto la estructura para hacerlos menos pesados como la pintura y policromía de la cara y manos y doce nuevos cabezudos que salen tras varios años de ausencia.

Sin embargo, no es fácil el proceso de montaje de estos seres mitológicos de cartón piedra. Diario de Almería estuvo presente en la preparación de estas figuras dantescas, el pasado miércoles en el museo de Almería.

Se comienza por la estructura de dentro. Se encajan las maderas con los hierros, de aluminio por cierto, y se encajan minuciosamente para que no haya ningún fallo el día de la salida. Posteriormente se monta la cabeza y brazos, ya con las manos incluidas.

Por otro lado, el transporte de estos muñecos de cartón-piedra se realiza en amplias furgonetas de mudanzas. No en vano, este año deberán de dar, como mínimo, un total de seis viajes.

Posteriormente se monta la cabeza y brazos, ya con las estructura, y se encajan minuciosamente para que no haya ningún fallo el día de la salida. Por último, se retoca la pintura, de la que se encarga Juan Carlos Gallegos, el pintor y restaurador de los gigantes.

Junto a este, los hermanos José Miguel, Pedro y Antonio Ortuño son los encargados de supervisar a estos colosos y prepararlos para que estén totalmente listos para la Feria de Almería.

No en vano, José Miguel Ortuño lleva 20 años realizando este trabajo, que lo heredó de su padre. Pedro lleva alrededor de diez años, mientras que Antonio lleva seis años compartiendo este oficio junto a sus hermanos.

Mención especial, por último, a José Miguel Ortuño Mañas y a Salvador Gallegos, verdaderos valedores de que estos muñecos estén entre nosotros, tras traérselos de Aragón hace exactamente 25 años.

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