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Un fuerte viento de levante elevaba la temperatura de la capital hasta los 34º el pasado jueves. Ni a la sombra podía uno pararse a comer una paquete de pipas. O de almendras. Ecológicas a ser posible. Precisamente en el vergel secano de este fruto, en la Comarca de los Vélez, unos más que agradables 18º dejaban en evidencia a la meteorología capitalina. El otoño ya llama a las puertas de las antípodas provinciales, de la Comarca de Los Vélez, y con ello toca comenzar con la recogida de almendra.
El miércoles había llovido. La sierra luce fresca, extrañamente frondosa para tratarse de Almería. Como dice uno de los protagonistas de este reportaje, “tenemos que estar muy orgulloso de nuestra costa, pero la provincia también tiene joyas de interior”. Y esas joyas alberga diamantes en bruto como son los almendras ecológicas de secano, un cultivo del que la comarca velezana es una potencia.
No hace falta nada más que verlas. En el árbol o en el almacén de Cantavilanos, da lo mismo. Su color, su sabor, su fuerza. Aunque este año el calibre es algo menor por culpa de la sequía, su esencia se mantiene una vez que se deposita en el paladar y las muelas proceden a hacer los honores. ¡Cómo será la sequía que hasta un cultivo de secano se resiente!
La mañana está tranquila, Chirivel es un pueblo tranquilo, un oasis de paz para los que están hartos del ruido de los coches o de la vibración de los móviles. Por eso, José Torregrosa puede hacer un impás en sus funciones como alcalde y como recolector, puesto que él también tiene cinco hectáreas. Qué mejor ejemplo para el pueblo que el regidor sea alguien que conozca la tierra, sus problemas y sus necesidades, para trabajar por ella.
“Estamos en lo más fuerte de la campaña, ahora está todo el mundo recolectando. En la zona de la autovía la almendra ha cuajado bien, hay una buena cosecha. Pero en las zonas bajas, por la rambla, se heló y ha habido menos producción que otros años. Eso sí, muchísimo mejor que el año pasado que hubo muy poco”, explica un alcalde cercano, amable, castizo.
Por eso precisamente José es tan querido en su pueblo, no lo duda si tiene que prescindir de la indumentaria que exige el Ayuntamiento, y se calza unos tenis y ropa deportiva para visitar los almendro. A buena fe que los conoce como pocos, pela las almendras con una maestría envidiable. “El calibre es más chico. Tuvimos ahí unos meses de una sequía importante y luego llovió. Vino bien para que el almendro se salvara, pero la almendra ya no creció más. El fruto por dentro es grande, pero la almendra no llegó a tener el tamaño que debería”, lo que hace precisamente a la almendra de la comarca tan codiciada: “Somos una zona de secano y nos adaptamos a lo que cae del cielo. El cambio climático es una realidad y vemos cómo se compaginan días de diciembre con un sol de justicia con otros en verano en los que de repente llueve a mares”.
Un tractor recolector se dispone a agitar un almendro plagado de frutas. Abiertas, en perfecto estado, esta potente máquina agrícola abre una enorme bolsa con la que rodea al árbol, lo mueve con fortaleza y suavidad para no dañar las raíces, y va guardando a la vez que pela las valiosas almendras. Aunque el alcalde asegura que ha habido cosechas mucho mejores, sorprende cuán cargados están los almendros de esta finca, próxima a Crisara.
“Este años, cada hectárea está dando una media de 500 kilos, aunque por desgracia hay algunos sitios en los que no se ha llegado a 50 por lo que te he comentado anteriormente. Ha habido años que se ha recogido mucho más. Yo tengo poco, unas cinco hectáreas, y recuerdo haber recogido mil kilos en cada uno de ellos. Pero eso son años extraordinarios”, en los que la almendra valía casi el doble de lo que están pagando ahora mismo: “No estamos ante una campaña catastrófica, pero sí es cierto que no estamos en la situación de hace unos años, cuando el kilo de pepita estaba a 9 euros; ahora está a 5. Claro que hay diferencia, pero teniendo un poco de precio, siempre se puede cubrir los gastos y obtener algunas ganancias. Cuando a uno ha vivido los años de almendra cara, le gusta que siga a esos precios, pero creo que ahora mismo podemos trabajar, podemos salir con este precio y vivir”.
Visto in situ cómo se recoge la almendra, José se marcha hacia la nave de Cantavilanos, donde los productores descargan su cosecha y comprueba su rendimiento mediante el escandallo. En un enorme almacén, los camiones depositan miles de kilos de almendra ecológica que irán a parar a puntos muy diferentes de Europa. “Hay zonas como Suiza o Alemania que demandan mucho la almendra ecológica. A ver si en unos años podemos desarrollar el convenio con China que anuncié en Terracultura, a ver si después de toda la burocracia que esto conlleva, podemos empezar a enviar producto para que vean que tenemos la calidad que no tienen otros países”. La apertura de ese mercado marcará un antes y un después para la comarca: “Tenemos muchas ganas. Si abre ese mercado, te diría que faltará almendra por todos lados. Son muchos millones de personas las que demandarán nuestras almendras”.
Tenemos ganas de que se nos abra el mercado de China, va a ser un antes y un después”
Además de lo económico, el ser los mayores productores a nivel mundial de almendra ecológica en secano también es un aliciente para que los jóvenes de la comarca no se suman a los que aceleraron la España Vaciada: “Muchos jóvenes se han montado sus empresas y llevan trabajo agrícolas como la poda, el labrado, la recolecta... La verdad es que es una alegría que los jóvenes se queden en Chirivel y tengan aquí su familia, que bien bien para nuestro comercio. Me gusta hablar de la comarca, somos cuatro pueblos pequeños y unidos somos más fuertes”, dice el alcalde chiriveleño que explica que en la comarca ya van un paso por delante y de lo ecológico ya han saltado a lo regenerativo: “La gente trabaja mucho la tierra, regeneramos mucho el terreno con los restos de poda, la trituración de ramas que aprovecha el suelo, las cubiertas vegetales y los abonos naturales”. Esa filosofía les ha llevado a apostar por Vegavilanos, proyecto que saltará a la fama el próximo 2 de octubre cuando se presente oficialmente en Madrid.
Hasta entonces, una semana más de recogida de almendra con el deseo de que “llueva con conocimiento en el resto de la provincia, pero no aquí” para que la almendra pueda secarse y valer su peso en oro, como buena joya agrícola que es.
El rendimiento de la almendra es una fórmula matemática fácil de realizar que permite vender la almendra con cascara al precio que se paga en el mercado en pepita. Todas las fabricas de recepción de cotizan el precio de la almendra en pepita, por lo que antes de vender, es conveniente conocer cómo se hace el escandallo para obtener así su rendimiento. El primer paso es pesar una determinada cantidad de almendra en una bascula de precisión. Esta muestra se coge directamente de la materia prima del cliente.
Se parte la almendra con cascara y después se pesa pelada. En este paso la maquina de escandallo TD-A1 acelera este trabajo y aumenta su fiabilidad de forma considerable a los trabajo manuales. Entonces, se divide el peso de la almendra pelada entre el peso determinado en el primer paso y se multiplica el resultado del paso anterior por 100. Así obtenemos el porcentaje de rendimiento, que indica qué cantidad de pipa tenemos. El proceso es tan riguroso, que el productor está en todo momento presente, además de valorar incluso el nivel de humedad de la almendra gracias a una máquina especial. Así, de esta manera, la empresa Cantavilanos compra la almendra a los agricultores chiriveleños.
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