Agricultura

La vendimia de la sequía: la mejor uva almeriense ya madura en las bodegas

Vendimia en Bodegas Perfer/Javier Alonso

Escrito por

· Pablo Laynez

Redactor

Parecía que las últimas lluvias iban a refrescar la tierra, el ambiente, pero nada más lejos de la realidad. Los campos de Tabernas siguen desprendiendo ese calor propio del único desierto cálido de Europa que, en contraprestación, está lleno de vida. No hace falta nada más que irse unos cuanto kilómetros hacia el norte, a los pies de la Sierra de los Filabres hay hectáreas y hectáreas de olivos y viñedos que sacan de una tierra aparentemente yerma los sustratos necesarios para producir los mejores frutos.

Primeros de septiembre es tiempo de vendimia en Almería. Hay quien deja la uva un poco más, hay quien prefiere cogerla antes. Juan Pérez, dueño de Bodegas Perfer, en esta ocasión ha optado por retrasar un par de semanas la recogida. El año está siendo complicado, con una sequía desoladora cuando tenía que llover, y con varias tormentas cuando lo que la vid necesitaba era sol.

“Ha sido un año en el que no ha llovido absolutamente nada y vino a llover cuando no le iba a aportar nada a la viña nada más que problemas. La lluvia nos ocasionó la ceniza, el oidio, pulgón... por lo que ha habido que hacer varios tratamientos. Al estar la tierra tan seca, también salieron malas hierbas. Nosotros no usamos ningún tipo de herbicida, por lo que tuvimos que arrancar manualmente. Y luego llegaron las olas de calor del verano, que también afectaron negativamente porque las uvas estaban madurando”, explica el propietario de Bodegas Perfer que ha podido salvar la cosecha gracias al riego por goteo.

La climatología ha sido adversa, dura, asfixiante. Sin embargo, el odiado viento almeriense [repudiado cuando viene con calima como la pasada semana], en este caso se ha convertido en un aliado para los viticultores almerienses. “En agosto hemos tenido mucho viento que provocó la caída de la hoja, y ha conllevado se han concentrado más en azúcares. La cosecha ya era buena de por sí, pero con esta concentración de azúcares es mejor: hemos pasado de 27 grados brix, lo que puede hacer que pasemos los 15 grados de alcohol. La uva está más pasificada, ha perdido mucha agua, por lo que para mi tipo de vino de selección viene perfecto”, dice Juan satisfecho, que este martes tiene visita de turistas y ha cambiado el gorro de paja del trabajo en el viñedo por el delantal con el que se mete en la cocina.

Desde las ventanas de Bodegas Perfer se observa el viñedo. Una peonada de varios trabajadores está cogiendo la uva, que se observa frondosa. No sólo eso, sino que pesa, está bien cargada. Frente a lo que pudiera parecer, los productores almerienses saben sacarle provecho incluso a la vendimia de la sequía. “Ahora mismo estamos vendimiando, la he dejado un poco más tardía este año. A la vez, hacemos la labor para preparar la tierra porque posiblemente llueva este mes de septiembre. Limpiamos la tierra, arrancando las malas hierbas, para que las primeras lluvias que puedan filtrar bien y que las raíces más profundas del viñedo puedan cogerlo”, que es optimista y cree que este otoño puede ser lluvioso. Ojalá no le falle el instinto.

Ya se sabe que con buena materia prima, unas gotas de sabiduría y varias cucharadas de amor por el trabajo, se realizan los mejores guisos. En este caso, los mejores vinos. “La uva está sana, este año no ha habido plagas de avispas, que otro años nos han atacado mucho, ha habido menos pájaros... El racimo llega entero, la uva viene perfecta. Ahora toca poner de nuestra parte para sacar buenos caldos. Los depósitos los tenemos controlados por frío, a 22º, para que la uva se enfríe pronto. Hacemos dos remontaos diarios para mezclarla bien con toda la pulpa. En el segundo día ya tiene un color intenso y de aroma perfecto. El control de temperatura es esencial en la fermentación y nosotros los tenemos de quince días en adelante”.

Una vez están las cajas llenas, toca llevarlas a las cintas donde se desechan las que se han podrido. Juan Pérez, dueño, selecciona racimos cargados de las mejores uvas. Una vez están las cajas llenas, toca llevarlas a las cintas donde se desechan las que se han podrido. Juan Pérez, dueño, selecciona racimos cargados de las mejores uvas.

Una vez están las cajas llenas, toca llevarlas a las cintas donde se desechan las que se han podrido. Juan Pérez, dueño, selecciona racimos cargados de las mejores uvas. / JAVIER ALONSO (ULEILA DEL CAMPO-ALMERÍA)

En Bodegas Perfer, Juan tiene unas 40.000 cepas, que le producen alrededor de cinco o seis kilos. La uva pesa mucho, es pequeña pero está muy apretada. “Vienen a ser unos 200.000 kilos, que equivalen a unas 150.000 botellas al año. Varía poco de un año a otro, porque tenemos nuestro goteo para echarle a la planta cuando comienza la brotación, ante la falta de lluvia”, asegura el viticultor, que va más allá: “También compramos uva. Este año los vinos blancos están teniendo muchísima aceptación, por lo que si tenemos que pasarnos de esas 150.000 botellas, podemos llegar a vender hasta las 200.000”.

Como no se trata de producir por producir, en Perfer siempre están innovando. “He sacado la ginebra azul, que es de uva moscatel, de 40º. El producto que más está ahora es un frisante con 6,5º y un moscato, con 5,5º. Son vinos muy frescos, con burbuja y mucho aroma, los estamos vendiendo muchísimo, sobre todo el moscato. De ahí he sacado la marca Carla, que un homenaje a mi hija pequeña. Ahora estamos ya en octubre y tenemos los tintos. Sacaré el Perfer 49, el Generación, el Eredá Perfer... y los otros son más selectos, por lo que se encarecen más”, dice el uleilense, con la lumbre ya encendida para echar el arroz que van a saborear el grupo de británicos que realiza la visita matutina a las bodegas.

Al final, la vendimia de la sequía va a ser productiva. Por eso el campo almeriense es tan peculiar y admirado, los productores saben reinventarse y optimizar sus recursos. Eso sí, para finalizar el dueño de Bodegas Perfer lanza un mensaje importante. “Un kilo de uva en el norte cuesta un euro y aquí se está pagando a 30 céntimos. El viticultor está quitando planta porque no les sale rentable. O pagan un poco más la uva o vamos a perder muchas hectáreas de viñedo en Almería, en Laujar ya las están arrancando y cambiando por olivo. Eso se debería de perder porque son derechos de plantación que pierde la provincia y que se puede llevar otra”. Y una tierra de tradición vitícola como es Almería, desde cuyo Puerto salieron tantos barcos cargados de uva tiempos ha, no puede permitirse perder un trabajo convertido en tradición: la vendimia.

Bodegas Perfer apuesta por las visitas turísticas

A Juan es difícil pillarlo tranquilo. Cuando no está en la tierra, está metido en la bodega. Si sale de la oficina, entra en la cocina. Y los días que abandona la comarca es para echar una mano al chiringuito familiar en la zona de El Toyo donde, por supuesto, se bebe el mejor vino de Perfer.

Este martes, un grupo de alrededor de unos veinte británicos están en las bodegas, llegados desde la pomposa Urbanización de Alfaix, situada en Los Gallardos. Allí veranean turistas que tienen ambición por conocer en profundidad una provincia que les ofrece algo más que sol y playa.

“Empezamos con los viajes del Inserso, con las agencias TUI, el Corte Inglés, el Complejo Alfaix. Tenemos abiertos los comedores y estamos funcionado con todo este tipo de agencias, además de excursiones de asociaciones... Cada vez nos están llegando más grupos para visitar los viñedos, donde les hacemos una explicación de la bodega y luego damos una cata con tres vinos”, comenta Juan Pérez mientras mueve el arroz que está guisando para los visitantes y corta unos apetitosos embutidos de la zona.

Una de las visitas turísticas, en este caso conociendo el interior de las bodegas, donde el vino envejece. Una de las visitas turísticas, en este caso conociendo el interior de las bodegas, donde el vino envejece.

Una de las visitas turísticas, en este caso conociendo el interior de las bodegas, donde el vino envejece.

Este viticultor almeriense lleva en la sangre el negocio y por eso le saca todo el jugo del mundo a un trabajo que lleva en la sangre. Tal vez por esa visión empresarial, Bodegas Perfer superó la durísima crisis de 2007 primero y la de la pandemia recientemente. Ésta última hizo pupa. La empresa familiar había empezado con la exportación de sus productos y estaba muy bien posicionada en el mercado internacional, llegando a más de 25 países. Pero la dichosa COVID-19 cambió de la noche a la mañana su día a día comercial. “Desaparecieron muchísimos distribuidores. Desde entonces nos hemos centrado en el mercado nacional y nos está yendo bastante bien. Además, las visitas turísticas que tenemos también nos sirven como escaparate comercial”.

La visita cuesta 15 euros y se degustan tres vinos, con la posibilidad de comer

Razón no le falta. La cara de los turistas que están pasando entre los lineales es de admiración. No imaginaban que escondidas en la calurosa comarca de Los Filabres-Tabernas, había unas tierras que por fuera tienen esa pinta de sequedad, pero en su interior conservan la esencia de uno de los mejores vinos de la provincia.

“Realmente, a todos los visitantes que vienen les gustan mucho nuestros caldos, por eso me gustaría que en Almería apostáramos por nuestros vinos como los mejores del mundo”, asegura Juan que ya tiene en marcha también su asador para complementar a su oferta vitivinícola: “Los fines de semana también abrimos para la gente que quiera venir a comer”. Como para decirle que no a un buen chuletón, regado con un buen vino de Perfer.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios