Inversión en acciones de Recursos Básicos
Beatriz Sánchez, agricultora y concejal de Vox en El Ejido: "La agricultura es un pedazo de mí, me he criado en el campo”
Cuando sale del Ayuntamiento, sus problemas son comunes al resto del sector: parvispinus, competencia desleal, precios...
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No hay mejor político que el que baja al barro, el que está cerca de las personas a las que representa y tiene callos en las manos por haber trabajado previamento en aquello que va a defender. Beatriz Sánchez, portavoz de Vox en El Ejido no es sólo licenciada en Administración y Dirección de Empresas y diplomada en Ciencias Empresariales, sino también agricultora. Una hectárea de pimientos en la Aldeílla que, como tantos jóvenes agricultores, debe al carácter pionero de sus padres que decidieron invertir en la tierra cuando el agro estaba despegando en la provincia. Desde el Ayuntamiento, Bea representa al campo; desde el campo, la ejidense hace grande al Mar de Plástico.
Pregunta.–¿Cómo le picó el gusanillo de la política si podía ser una prolífica agricultora?
Respuesta.–Siempre he tenido ese gusanillo de intentar mejorar las cosas a mi alrededor. Aunque ahora mismo no gobernamos en el Ayuntamiento de El Ejido, sí que estamos ahí trasladando todas las necesidades de los vecinos. Es verdad que no me he querido desvincular de la agricultura, porque al final es como un pedazo de mí que siempre ha estado ahí, que yo me he criado en el campo. Me da pena deshacerme de algo que han construido mis padres con tanto esfuerzo y sacrificio, ellos se vinieron de Ugíjar con una mano delante y otra detrás y han construido todo lo que tenemos ahora. Además, es un sector que me gusta, es muy bonito producir y luego ir al supermercado y encontrarte que esos son tus pimientos o esos son tus pepinos. Es un orgullo ver la etiqueta de Almería en un supermercado.
P.–En el invernadero de su padre, cuatro niñas chicas y su mujer. Ahí tenía que haber más gresca que en el Congreso.
R.–Mi padre estaba encantado [risas]. Al final lo nuestro ha sido siempre una explotación familiar, prácticamente no había gente de fuera. Mis hermanas, cuando terminaron los estudios básicos, empezaron a trabajar con ellos. En una empresa familiar si tienes que quedarte media hora más te quedas, si tienes que trabajar un sábado por la tarde y está lloviendo, te pones un impermeable y trabajas. Es humano ponerle más empeño a algo que haces con tu familia.
P.–¿Qué mejor capacidad para estar en política que la resiliencia del agricultor?
R.–Tú mismo lo has dicho, resiliencia. Esa palabra que ahora tanto está de moda y que, sin embargo, los agricultores lo llevan intrínseco. Ellos lo demuestran día a día. Aquí en El Ejido, por ejemplo, antes se cultivaban parrales y se tuvo que cambiar totalmente el tipo de cultivo porque ya no era rentable. Y los agricultores se han ido adaptando a todos esos contratiempos. Han sobrevivido a tormentas, a granizadas y se han levantado.
P.–Es usted una valiente: pimientos con la que está cayendo con el parvispinus.
R.–Mis padres siempre han sido productores de pimiento porque es un cultivo que lo puedes llevar poco a poco, no necesita tanta mano de obra. A mí, por ejemplo, ya en la campaña pasada cercana la primavera, me afectó el parvispinus. Pero me afectó terminando la campaña, a lo mejor de los que llevaba a vender, un 20 % me venían dañados. Tenía un hilo de esperanza de que este año no iba a ser tan agresivo y la verdad es que ha sido un completo desastre. Desde el principio me entró primero un foco, se ha ido generalizando y voy a terminar de coger el pimiento que se puede salvar, y en este mes arrancarlo y ya por sembrar una primavera temprana. Ya he perdido media cosecha. Voy a apurar lo que me queda, limpiar y desinfectar para que el bicho a ver si se muere. Porque parece que en sandía y melón no está afectando.
P.–¿Habla de política con sus trabajadores?
R.–No, no suelo hacerlo. Pero te digo que ellos tampoco están a favor del Gobierno de España que tenemos porque están sufriendo cómo les quitan al final la retención de la nómina y luego, llegas a final de año y además tienen que pagar. Lo que nosotros defendemos es que la inmigración debe ser legal y controlada. Si necesitamos 5.000 personas, que vengan 5.000 personas.
Lo nuestro era una explotación familiar, si era sábado y llovía, impermeable y al tajo”
P.–¿Por qué tiene tanta implantación su partido en el poniente almeriense?
R.–Nosotros defendemos a las personas que vienen a ganarse la vida y a contribuir con nuestro país. Al final ellos se han comprado su vivienda y la está pagando y tiene aquí su familia. Lo que estamos en contra es de las personas que están ilegales, que no pueden trabajar y no se integran. Lo que no podemos es crear guetos, como está pasando en zonas del Poniente, como El Ejido, que hay zonas que son auténticos guetos porque ellos trasladan su forma de vivir aquí y no respetan nuestras costumbres ni nuestras formas de convivencia. La gente, al final, se cansa de esto.
P.–Con lo reconfortante que es la agricultura, qué ganas de gresca que hay en la política.
R.–¿Sabes qué pasa? Que los agricultores estamos en peligro de extinción porque cada día es más complicado subsistir en este sector y mientras que sean los políticos los que aprueben las leyes, que dependeremos de ellos. La agricultura no tiene la rentabilidad que tenía hace treinta años y eso que ahora está todo mecanizado. Una dana, un viento arremolinado, el granizo o el propio parvispinus pueden destrozarte un invernadero. Estamos totalmente indefensos. Dudo mucho que mis hijos puedan dedicarse al campo, la competencia del leal que sufrimos de terceros países es feroz. Nosotros no tenemos herramientas para matar el parvispinus, porque es una lástima pero la lucha biológica no está funcionando, pero a terceros países sí se les permite que usen sustancias y entran sus productos en nuestro país sin que apenas se les fiscalice un 1%. Y con los costes laborales y los derechos de los trabajadores, tres cuartos de lo mismo, con eso no podemos competir. Al final todo el esfuerzo que han hecho nuestros padres, incluso en muchos casos nuestros abuelos, para levantar este campo no puede caer en saco roto.
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