Juan López Frade, en la intervención ante la prensa especializada que realiza tradicionalmente a finales de año, ha analizado el transcurso de 2022 y aportado sus estimaciones para 2023. La primera conclusión del presidente de Suzuki Motor Ibérica es que nos enfrentamos a una crisis muy seria que puede poner en riesgo la movilidad de las personas.
“La escasez de semiconductores, combinada con las limitaciones de la cadena de suministro global, ha reducido drásticamente la producción de nuevos vehículos y no se espera que la situación mejore a corto plazo. Debido a que la oferta es tan baja, los fabricantes estamos reduciendo los incentivos tradicionales, lo que significa que los clientes están gastando hoy más que nunca en comprar un coche”, ha dicho el directivo, quien ha añadido que “los consumidores en apuros van a encontrarse con una crisis muy seria de movilidad porque no van a poder acceder a vehículos”.
Otros factores que también radicalizan la situación, según López Frade, son “el aumento de la inflación, el de los costes de energía, los de los tipos de interés para los que todavía no se ve un techo y esto está perjudicando a los consumidores de cualquier sector y también a los del automóvil. Además, tienen ahora el nivel más bajo de confianza que han tenido nunca que, solamente en un año, ha bajado un 42,6 por ciento”.
El presidente de Suzuki fue rotundo a la hora de afirmar que “las marcas tenemos el precio fuera del mercado. Porque han subido los costes, porque desde nuestras fábricas nos están subiendo los precios y no nos queda más remedio que subirlos porque suben los materiales. Y esto lleva a que muchos de nuestros clientes, de cualquier marca, van a mantener su coche actual antes que sustituirlo. Y estamos en peligro de perder el contacto con ellos, porque no van a venir a nuestras casas a cambiar su coche”.
Además, tras dos años, 2021 y 2022 razonablemente buenos en beneficios para marcas y concesionarios, López Frade advierte que, “bajo nuestro punto de vista, esto va a cambiar porque, además, los indicadores económicos en España nos dicen que estamos yendo hacia, o estamos cerca, de una recesión económica. Con lo cual puede ocurrir que se solucionase el problema de los suministros, pero que no haya clientes a quién venderle los coches cuando, por fin, los tengamos en nuestras campas y nuestras exposiciones”.
En cuanto a los resultados obtenidos por Suzuki, a nivel global, en 2021 logró un crecimiento del 5,3 por ciento respecto a 2020, con un total de 2.706.000 unidades de vendidas.
Suzuki Motor Ibérica, por su parte, ha vendido entre enero y octubre de este año 3.286 unidades y tiene la esperanza de acabar el año con 4.500, lo que sería una cuota en un mercado previsto de 800.000 vehículos del 0,56 por ciento. Respecto a 2021 estas cifras suponen un retroceso en ventas de la marca de un 17,9 por ciento, pero con un total de 2.500 pedidos aún sin entregar a los clientes por la falta de vehículos.
“Para el año 23, y ojalá me equivoque”, vaticinó Frade “creemos que vamos a subir un 7,5 por ciento, hasta las 860.000 unidades. Y soy positivo, porque no me han dejado poner lo que yo pienso, que creo que va ser por debajo de esa cifra”. Respecto a las ventas de Suzuki en España, “vamos a subir a 6.500 unidades, porque me han prometido mis colegas de Japón que nos van a dar más de esa cantidad de coches y, sólo con que matriculemos los que tenemos vendidos sin poder matricular, ya tenemos casi lo que hemos hecho este año”.
Frade advirtió que el cierre de este año sería semejante al “del año 2011, que fue casi el peor previo a tocar fondo en 2012, con 700.000 unidades, de modo que estamos en un momento fastidiado para el sector del automóvil y la economía en general”.
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