El teatro es magia, es pasión, es sentir la vida en movimiento, es el riesgo de un juicio en directo, es disfrute, es reflexión, es cultura con mayúsculas. Y el Auditorio Maestro Padilla acogió teatro del bueno. Una representación clásica, un drama histórico, que bien podría contextualizarse en el mundo actual, donde la influencia del dinero, los fanatismos, la lucha de poder, está a la orden del día. En definitiva, la lucha entre amor, poder y dinero.

Eduardo II, Ojos de Niebla, que así se titulaba la obra, ha permitido degustar el buen hacer de unos actores con solera, donde sobresale el trabajo majestuoso de José Luis Gil y Manuel Galiana. Si hace unas semanas el Auditorio Municipal Maestro Padilla se rendía a una nueva interpretación magistral de Concha Velasco en ‘La Habitación de María’, en su despedida de los escenarios, ahora ha sido el turno de rendirse al trabajo de José Luis Gil. Popular por su personaje por todos conocidos en la serie de televisión ‘La que se avecina’, atesora un extenso currículo que le sitúa como un reputado actor que brilla en los diferentes registros.

Es algo que los almerienses pudieron comprobar en la tarde de ayer en esta obra de corte historicista, donde interpreta al rey Eduardo II. Una primera parte en la que exhibe su vena cómica, pero no de forma básica, sino con una velada ironía, socarrona, genial. Y ahí hay que quitarse el sombrero en el inteligente diálogo con Manuel Galiana, un prestamista, también muy divertido, en la que juegan con el lenguaje para sacar a la luz las mezquindades de la avaricia. En el tercer acto cambió el registro, y concentró todo el dramatismo, con momentos de intensidad y agonía para desempeñar el papel del amante desesperado.

Junto a estos dos actores nos encontramos con la contrastada trayectoria de Ana Ruiz, Ricardo Joven y Carlos Heredia, que también han dado la talla en una obra redonda, y avalada por la producción de Pentación Espectáculos, ‘La Nariz de Cyrano’, Contubernio, Pentación Espectáculos y apoyada por el Inaem. Una magnífica representación, muy aplaudida por el público, que ha estado organizada por el Área de Cultura y Educación del Ayuntamiento de Almería, en el marco de la programación del Otoño Cultural, tomando todas las medidas sanitarias que exigen las circunstancias, y enmarcada en la #CulturaSegura.

‘Ojos de Niebla’ está dirigida por Jaime Azpilicueta, a partir de un texto de Alfredo Cernuda, y recrea la vida del rey Eduardo II de Inglaterra; pero lo que a simple vista puede parecer un drama histórico, con toda la carga cultural que ello representa, se transforma en algo más. Es una historia de amor, de odio, de pasión, de lucha por el poder, en definitiva, es nuestra historia. La obra narra el amor incontenible de Eduardo II por Hugo LeDespenser, el resentimiento de su esposa, la reina Isabel, humillada por los amores que su marido le niega; el odio de Mortimer, Barón de Wigmore, que le empuja a conquistar a la reina en su afán de poseer algo más que la corona; las intrigas de la Iglesia para acrecentar su poder y coronar reyes que sean fieles a sus propósitos; la ambición de un banquero judío decidido a prestar dinero a amigos y enemigos con tal de enriquecerse; la lucha de dos religiones por permanecer a la sombra de los poderosos.

Como explica su autor, “quizá lo más importante que refleja la obra es su tremenda actualidad: la Iglesia continúa condenando el amor homosexual, las religiones continúan sembrando el mundo de fanatismo y dolor, y el poder del dinero somete más que nunca la voluntad de los pueblos. Es curioso que unos hechos ocurridos en 1327, siete siglos más tarde, tengan tanta vigencia. Cualquier periódico o programa de noticias, nos asalta a diario con las deudas de los estados, con el atentado sangriento de alguna facción terrorista, o con la negación de derechos a personas que simplemente tienen gustos diferentes. La gente que ha leído Ojos de Niebla, resalta que podría ser un drama actual solo con cambiar los nombres de los personajes”.

‘Eduardo, Ojos de Niebla’ se presentó anoche en el Auditorio Maestro Padilla con una escenografía sobria, con el tótem de la silla del rey en el centro como ostentación del poder, y juega con la iluminación para recrear la atmósfera que se vive en cada momento.

Un excelente trabajo de los actores, con un guión bien trabajado y una cuidada escenografía y donde, en definitiva, se refleja una realidad: la razón del dinero puede mover el mundo, pero es el sentimiento del amor el que conduce la conducta individual de cada persona.