Era cuestión de tiempo que los chicos de People Can Fly, bajo el paraguas de Square Enix, publicasen nuevo contenido para una de las sorpresas dentro del género de los looter-shooter que se publicaron el año pasado: Outriders. Sin inventar la rueda, con claras influencias de juegos como Borderlands, Destiny y Gears of Wars, los creadores de títulos de acción tan carismáticos como Bulletstorm, Painkiller o la primera entrega del citado Gears of Wars, dieron el campanazo con un juego que tenía personalidad propia, un acabado gráfico notable y una capacidad de enganchar al jugador por su trepidante endgame en modo cooperativo.

Por esta razón, el título pedía a gritos una gran expansión que ampliase la historia del viaje desesperado para la supervivencia de los últimos humanos y Worldslayer es la respuesta a esta demanda. Su historia, sin entrar en ningún tipo de detalles que puedan estropear la experiencia, nos lleva a conocer más detalles sobre los moradores del hostil planeta Enoch y enfrentarnos, tras haber elegido una de las cuatro poderosas clases de Outrider al Alterado más mortífero jamás encontrado: Ereshkigal. 

El apartado artístico mejora notablemente con la expansión. Las localizaciones son más variadas y detalladas.

En ese viaje, más directo y clarividente que en el de la historia original, nos tocará bregar en unos escenarios que da un salto de calidad en lo que concierne a su diseño artístico y que juegan más con los distintos biomas (desiertos, zonas heladas, catacumbas, fortificaciones y hasta barcos piratas) para ofrecer una experiencia más variada y que nos llevará entre 4 ó 5 horas acabar.

Pero lo realmente interesante llega cuando acabemos con la última amenaza para la humanidad. Y es que como ya sucediera con el juego base, el contenido de Worldslayer brilla en su faceta endgame: las las antiguas ruinas de Tarya Gratar. En este inmenso palacio con diferentes zonas, bosses y desafíos, se nos va a poner a prueba para conseguir equipamiento de gran nivel o legendario, el principal aliciente de un juego que basa gran parte de sus mecánicas en potenciar el looteo y farmeo para mejorar a nuestro personaje con armas y armaduras más potentes con las que derrotar a las hordas de enemigos. Y en esta ocasión, la variedad de amenazas tanto humanas como bestias es aún más variada, potenciando más variedad de situaciones y un mayor número de enfrentamientos contra jefes finales.

Al empezar podemos hacerlo directamente con la expansión y un personaje de nivel 30 o disfrutar de toda la historia.

Y es que con esta expansión a los objetos épicos y legendarios se unen los de Apocalipsis con un potencial de daño mejorado al contar con tres ranuras de modificación con sus diferentes habilidades (frente a las 2 de los épicos y legendarios del juego base), lo que permite a los jugadores personalizar completamente su personaje para que se ajuste a su estilo de juego y obligándoles a desechar todo lo obtenido durante el primer viaje en Enoch ya que las armas y armaduras que se obtienen con la expansión son netamente superiores. Worldslayer lo tiene claro: aquí se ha venido a lootear. Y no nos puede gustar más el plan.

El juego además luce a la perfección en su versión de PS5 a la que hemos tenido acceso gracias a una clave que nos ha facilitado Koch Media (ahora Plaion) con un framerate con algún que otro altibajo a 60fps y resolución 4K. 

Conseguir nuevo armamento y equipamiento es muy adictivo.

Además, como añadido, para aquellos que ya disfrutaron de Outriders y no quieren volver a empezar la historia, el juego ofrece la posibilidad de crear directamente un personaje de nivel 30 (el máximo en el juego) para comenzar la historia de la expansión. Para lo más completistas, existe la posibilidad de comenzar el juego desde cero y luego continuar con la expansión que entronca directamente con el final del juego base. 

Si a todo ello le unes un doblaje notable, un acabado gráfico no puntero pero si bastante efectista, una banda sonora con temas que disparan la adrenalina y la posibilidad de disfrutar de las ruinas de Tarya Gratar con hasta dos amigos/jugadores más, la ecuación está clara: es una experiencia totalmente recomendable ya que las horas de diversión se van a multiplicar exponencialmente a las invertidas para acabar la historia.