No es este un asunto novedoso en nuestro país. Pero ya se ha encangrenado. La intención era apoyarse, animar en momentos complicados y ser todos uno. Pero ni lo ha hecho la población ni los políticos. Desde el municipio más pequeño hasta las altas esferas gubernamentales. Los ataques se hacen con balas rellenas de enfermedad. Se disparan a doquier, sin distinción, aprovechándose de la crisis provocada de la pandemia. Se trata de rascar lo máximo posible en una situación caótica. Como siempre, pero ahora tocamos enfermos y muertes. Y no es de recibo. Es la cruda realidad de un sistema político, el español, que vive del 'y tú más' desde que tengo uso de razón. Y, es que, aunque en cualquier otro país esto sonaría verdaderamente extraño, España sigue marcada por dos bandos, aquellos que se crearon en la Guerra Civil . Y de ahí no nos hemos movido. Y estos sacan sus balas en cualquir tipo de depresión; y la actual es una zanahoria demasiado gustosa para hacer daño. Nos empeñamos en autodestruirnos y dar una imagen deleznable al resto del mundo.

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