De esta saldremos mejores fue el mantra repetido durante el confinamiento. Pero el tiempo ha demostrado que no, que de esta saldremos unos cuantos menos, pero igual de estúpidos que antes. Y es que me abochornan las noticias de reuniones de veintenas de personas, las fotos y vídeos en redes sociales donde se ignoran por completo las normas (ojo, que no son solo recomendaciones) protegidos por la intimidad del escondite del hogar. Lo vimos con las fiestas de estudiantes, que si les cerraban las discotecas se montaban el botellón en casa: que con unas copas, Spotify y unos altavoces no les hace falta más.

Se acercan días peligrosos, porque a todos nos gusta reunirnos con los amigos y la familia, y más en estas fechas en las que las luces, los villancicos, y la broma del "a ver si nos tomamos algo que no te veo desde el año pasado" nos invitan a socializar. Es hora de no ser cortos de memoria. Mirar atrás, no hace aún ni doce meses, cuando tuvimos que quedarnos encerrados en casa. ¿No podemos vivir en una burbuja? No, pero sí esforzarnos unos meses más.

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