Carta del Director/Luz de cobre

Candidatos paracaidistas: ¿Y aquí qué problemas tienen?

Creen que son capaces de engañar a los vecinos, en la creencia de que son tontos o maleables.Se equivocan

La conversación que les narro es absolutamente real, aunque por estar en campaña electoral y siendo mi ánimo tratar de ser justo y equilibrado en todo momento prefiero obviar el candidato/a con el que ha ocurrido y la localidad. Después de meditar durante días el hecho, poner en el fiel de la balanza si contar con nombres y apellidos el caso o simplemente recogerlo sin más, con el mínimo de daños colaterales, mi opción como ven ha sido esta última. Si se sienten decepcionados les pido disculpas de antemano y no sigan leyendo. La historia la voy a contar, pero no el nombre de los protagonistas y tampoco el partido. Hoy hace justo una semana de los hechos. Un fin de semana cualquiera en uno de los 103 pueblos de la provincia. Un coche aparca en la plaza, del que se bajan tres personas, dos hombres y una mujer. Se les ve resueltos, decididos, con cierta suficiencia diría yo. Abren el maletero y sacan cientos de panfletos del partido político en cuestión y comienzan su distribución casa por casa. Nadie les abre, no porque no quieran, sino porque la mayoría de las viviendas están vacías. Nos encontramos en una localidad de interior, en la que la despoblación ha hecho estragos.

En un momento del recorrido se me acercan, sonrientes, amables, cercanos, con la normalidad de aquellos que buscan el voto en las próximas municipales, aunque todavía no podían pedirlo de forma abierta, aunque el libreto que distribuían los delataba. A los buenos días de rigor le sigue el intento evidente de entablar conversación, acercarse a un parroquiano que no conocen, pero que puede ser un potencial votante el día 28 de marzo.

A la cuarta frase la candidata mes interroga:

- ¿Y aquí qué problemas tienen?

Me quedo perplejo, casi fuera de juego. No le respondo y sí hago una nueva pregunta.-¿Quién eres?

Me mira. Es posible que no esperase por respuesta una pregunta y descolocada entra en el juego.

- Soy la candidata de este partido (lo obvio como les he dicho al principio) y me gustaría poder conocer algo de este pueblo.

¡Ah!, pero no eres de aquí.

-No, mi abuelo si lo era, aunque yo he regresado en contadas ocasiones

- ¿Estarás empadronada?

-No. No me podré ni votar.

Huelga el resto de la charla y cualquier otro comentario que pueda hacer. Queda dicho todo. Un paracaidista más de los muchos que tristemente llenan las listas electorales de los pueblos de la provincia y de España. Políticos llegados al albur, desconozco de qué objetivos, pero que los deja en muy mal lugar a ellos y a sus partidos. Creen que todavía son capaces de engañar a los vecinos, en la creencia de que son incautos o maleables. Por fortuna, se equivocan.

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