Espíritus

El fantasma del pasado, ese que pensabas que nunca iba a volver, existe y se cruza contigo

Los espíritus, es decir, los fantasmas, existen. Vienen un día y se te aparecen en cualquier sitio trayendo un frio glacial que los reporteros de la madrugada dicen que es una ola que viene del norte, pero no viene de ningún sitio. Estaba ya aquí solo que aparece, baja las temperaturas y ya está. Puedes decir que es una ola, un fenómeno atmosférico, un fantasma o un espíritu pero lo que sea baja las temperaturas hasta dar miedo. Una persona que conocí ha muerto y no entiendo por qué muere la gente. Es decir, si entiendo que exista la muerte y que todos tengamos que morir algún día pero prácticamente ninguna muerte es tranquila, pacífica y natural sino que casi totalmente la mayoría se acompaña de desarreglos y enfermedades que tienen nombres horrorosos y con agonías fatales y en eso también tienen que ver los espíritus o los fantasmas que son personas que te anuncian algo malo con una mirada, un gesto o algo que te dicen aunque ellos no lo hacen conscientemente porque los espíritus están dentro y fuera de ellos pero no son ellos. Son otros y eres tú que un día empiezas a ver todo frío y raro. No es el ese frío feliz de Navidades y trineos sino el frío que viene después en el que la ciudad se vuelve taciturna. El fantasma del pasado, ese que pensabas que nunca iba a volver, existe y se cruza contigo. Ese que hasta el más perfecto tiene en su infrahistoria. Las personas perfectas dicen que no tienen fantasmas del pasado ya que nunca han tenido esa mácula, ese pequeño fallo en la maquinaria que ya se solucionó, o se olvidó. Pero lo cierto es que no existen esas personas perfectas aunque ellos lo piensen y cada una tiene un fantasma del pasado, que ellos saben que volverá para lanzarles una mirada o un gesto, aunque sólo sea algo que ellos sientan. En medio del frío he estado en una casa donde se concentra todo el frío y la oscuridad intensa. Se quema incienso de misa en grandes cantidades en una lámpara antigua y un señor convive con una capilla llena de objetos religiosos y antigüedades. También tiene chimenea y libros antiguos y se mueve rápidamente por un caserón alejado del mundo. Él también se quiere alejar del mundo y del caserón y de los espíritus. Mi amigo Juan Grima me lanza advertencias mientras en su mansión anda entre legajos, hojas de revistas y miles de papeles y libros que mantienen su desorden mágico. Yo añoro el calor, y los días sin fantasmas.

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