La Rambla
Julio Gonzálvez
Paz y felicidad
LA Corte Permanente de Arbitraje de la Haya se constituyó en 1899 y es el más antiguo tribunal para la resolución de disputas a nivel internacional en funcionamiento. La primera controversia resuelta por este tribunal se produjo en 1902 y fue consecuencia de la reclamación de EE. UU. a Méjico sobre una parte de las rentas del Fondo Piadoso de las Californias; controversia resuelta a favor de EEUU, debiendo Méjico pagarle una compensación económica anual "perpetua" por cuenta de este Fondo para el sostenimiento de la Diócesis Católica de California.
El origen del Fondo Piadoso de las Californias, motivo de esta controversia, se remonta a los tiempos de la conquista española de estos territorios.
La necesidad de proteger el comercio entre América y Oriente, desde el puerto de Acapulco hacia Filipinas y regreso, asegurándose un puerto en California donde las naves pudieran hacer escala, y el temor de que otros europeos llegaran a poblar California, impulsaron a la Corona española a colonizar este territorio. El Camino Real de California constituyó el eje sobre el que se llevó a cabo este proceso colonizador, que se inició con el establecimiento de misiones por parte de los jesuitas a finales del siglo XVII, siendo la primera la de Ntra. Sra. de Loreto (octubre de 1697).
Esta misión colonizadora y evangelizadora tenía un coste muy elevado para la Corona, que fue resuelto aprobando la licencia solicitada por los jesuitas para llevarla a cabo recurriendo a sus propios recursos, sin gravar al erario real, creando para ello el Fondo Piadoso de las Californias. Los padres jesuitas Salvatierra y Ugarte comenzaron a recaudar capitales para este fondo con el dinero y haciendas provenientes de donaciones de particulares.
En 1767, por Pragmática Sanción de Carlos III, los jesuitas fueron expulsados de todos los dominios de la Corona española y sustituidos en su misión evangelizadora en California por los franciscanos, encabezados por Fray Junípero Serra. Pero el Fondo pasó a dominio gubernamental, convirtiéndose en "banco" financiador de las expediciones realizadas en la Alta California.
Desde 1811, como consecuencia de la guerra de la independencia de Méjico, las misiones dejaron de recibir ingresos de este Fondo creado para su subsistencia. Alcanzada la independencia, Méjico asumió el control de los bienes del fondo, administrando sus rentas.
En 1848, EEUU y Méjico firmaron un acuerdo, el llamado Tratado de Guadalupe Hidalgo, por el que se alcanzaba la paz y se fijaban los límites fronterizos entre ambas Naciones, quedando la Alta California en manos estadounidense. El camino real californiano abierto por los españoles quedó dividido entre estas dos Naciones, pero el Fondo Piadoso siguió en manos mejicanas.
En 1870, el arzobispo de San Francisco y el Obispo de Grass Valley presentaron ante el gobierno de los EEUU una demanda por la parte de las rentas del Fondo que correspondían a la Iglesia Católica del Estado de California, comenzando un litigo entre EEUU y Méjico que quedó dirimido en 1902 con la resolución de la Corte Permanente de Arbitraje de la Haya del pago por parte de Méjico de una cantidad compensatoria de los años anteriores y un pago anual por las rentas que generara el Fondo; hasta que en 1967, el gobierno mejicano llegó a un acuerdo con el estadounidense para la cancelación definitiva de este compromiso, mediante el pago de 716.546 dólares.
La ingente obra llevada a cabo por España en California fue posible gracias al esfuerzo de personajes como los citados padres jesuitas Salvatierra y Ugarte, o el padre franciscano Fray Junípero Serra, entre otros, y financiado a través del Fondo Piadoso de las Californias. Pero este Fondo no deja de ser una anécdota más de nuestra presencia en América que ha perdurado hasta nuestros días.
Lo realmente importante es el papel jugado por personajes como los citados y que siglos después, uno de ellos, Fray Junípero Serra, ha recibido con su canonización por el Papa Francisco I este 23 de septiembre en Washington, el reconocimiento que en su día no tuvo, convirtiéndose en el primer Santo hispano de los EEUU.
Quizás, por el carácter religioso de este acontecimiento, no le hemos dado la trascendencia que se debiera, siendo como ha sido San Junípero Serra una figura clave en un periodo de nuestra historia y la de EEUU, en donde se le rinde permanente homenaje con una estatua en el Capitolio.
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