Opinión

Carmen Rábago

Facultades innatas

Descubramos y potenciemos las cualidades innatas de los niños, para que puedan lograr un futuro que les haga felices

Todos tenemos cualidades especiales. Y entre ellas, un "don innato" para hacer algo con mayor habilidad que los demás. Como ejemplo vemos niños que desde muy temprana edad dibujan con destreza. Otros manejan los idiomas con soltura. Están los pequeños sabios que "cogen al vuelo" las matemáticas. Otros imitan cualquier baile a la perfección. Y así podríamos continuar con un sinfín de actividades. Esto me lleva a reflexionar sobre la gran responsabilidad que tienen padres y profesores, para observar y detectar en sus hijos o alumnos, esas facultades. Detectarlas, potenciarlas, reconocerlas, "ponerlas en valor". Acababa de entrar a trabajar en un centro de menores. En él se encontraba un chico de 17 años al que "nada" se le daba bien en el instituto. Había suspendido todas las asignaturas del primer trimestre. Estaba desmotivado, acomplejado, harto. Le puse como tarea para las vacaciones de Navidad, describir qué se le daba bien o, incluso sin tener habilidad especial para ello, qué le gustaría hacer… Quedó mirándome pensativo sin decirme nada. Poco después, uno de sus compañeros me dijo que era un crack dibujando, pero estaba tan desmotivado por todo lo que no hacía bien, que no había caído en aquello que hacía de manera excepcional. Ni padres ni profesores lo habían detectado. Por tanto, no valorado. Esa destreza que ni él mismo conocía que tenía, le hubiera subido la autoestima obteniendo, seguro, mejores resultados académicos y un más amable concepto de si mismo.

Hagamos por descubrir y potenciar las cualidades innatas de nuestros niños, para que puedan lograr un futuro profesional que les haga felices y desechemos viejos tópicos como "No estudies eso porque no tiene salidas". "No estudies aquello porque te morirás de hambre". Sí sobresalimos en algo, o nos gusta de verdad aquello para lo que nos preparamos, seguro encontraremos una salida en la que el día a día será un placer de superación y autorrealización. Y por mucho que puedan pagarnos al dedicarnos a algo para lo que "no estamos hechos" nuestro día a día será tedioso y frustrante. Mi tío Ramón una vez me comento: "Sobrina, yo pagaría por volar y resulta que me pagan por hacerlo". Este es el quid de la cuestión. Cuando hacemos algo que nos gusta, el tiempo "pasa volando", no nos pesa, disfrutamos. Y cuando tenemos que hacer algo que no nos gusta, por fácil que sea, se convierte en una carga. De ahí tantas personas desmotivadas, hartas, permanentemente cansadas y hasta deprimidas por su trabajo. Intentemos pues, no interferir en los deseos profesionales de los adultos del futuro.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios