La Rambla
Julio Gonzálvez
Paz y felicidad
Me envían una entrevista con Paola Binetti que es especialista en psicología, neuropsiquiatría infantil y trabaja en el campo de pedagogía Dice cosas muy interesantes y algunas, tienen una gran importancia para la formación que los padres deben dar a sus hijos. Comenta, por ejemplo, que los valores fundamentales de la educación no han cambiado, sino el contexto cultural en el que vivimos. Han aparecido, junto a valores positivos, algunos antivalores como son el relativismo, el consumismo y el individualismo.
Ante el relativismo, hay que dar a los jóvenes convicciones profundas, que puedan asumir tanto en su modo de pensar como en su conducta. No basta con pensar bien: en el mundo actual es fácil caer en cualquier tipo de manipulación. No basta con que los jóvenes tengan "ideas claras": deben saber defenderlas en contextos sociales y culturales muy diversos a los de sus padres. Para eso sus padres deben dedicarles mucho tiempo. No basta con la "pedagogía del anuncio"; tienen que darle una formación mucho más profunda: sus hijos deben asumir esos valores personalmente; no basta con que únicamente los respeten porque sean los valores de sus padres. Luego está el individualismo, que pretende que se legalice cualquier apetencia. Si me gusta, ¿por qué no lo puedo hacer? Esa es la lógica que subyace en la defensa por ejemplo de la legislación de la droga. El "yo" que desea convertirse en ley obligatoria para todos. La formación de los jóvenes en este sentido no puede reducirse a una simple enunciación del problema: hay que conseguir que lo comprendan en toda su complejidad. Esto se pone de relieve, por ejemplo, con los llamados divorcios-express. La gente parece incapaz de mantener unos compromisos fuertes, en la amistad, en las relaciones sociales… Las relaciones se han vuelto muy frágiles. Y este individualismo se manifiesta también en lo que podríamos llamar "relaciones virtuales": en los videojuegos o las redes sociales, por ejemplo.
Y luego están los problemas que son fruto del consumismo. Los niños disponen de demasiado dinero. Compran lo que quieren, y se convierten en unos consumidores privilegiados: esto se observa en la publicidad que se dirige específicamente a ellos. Hay que dar un sentido distinto al consumo, y volver a despertar entre los chicos una conciencia social alta, haciéndoles ver las penalidades que sufren muchos niños del mundo: en el extranjero, y en el extrarradio de su propia ciudad.
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