Jornada de confianza

La confianza es estudiada por las ciencias humanas y acaso no esté mal considerarla en la ñoña jornada de reflexión

La confianza, tan apreciable por su cotidiana presencia o ausencia, ocupa también a solventes investigadores que la destacan como elemento sustantivo de las ciencias humanas y de sobra operante en las relaciones sociales. Un acercamiento al ámbito o a la naturaleza de la confianza se abre a la polisemia, a los diversos significados del término. Asimismo, en la confianza confluyen o la propia confianza se sostiene en algunos factores asociados. En tiempos de campaña electoral, como la que hoy concluye, la confianza, o su ausencia, también resulta muy relevante ante las promesas electorales y las candidaturas que las airean. Expresión esa, “promesas electorales”, que no es contradictoria -salvo que se trate de promesas instrumentales, en busca del voto, sin propósito de ser cumplidas-, sino natural, ya que no cabe campaña electoral sin promesas de la misma naturaleza. Si se investiga, de manera fundamentada, la “confianza relacional”, distintos aspectos son determinantes para su presencia y efectos. Uno es la benevolencia, explicada como la buena voluntad, incluido el afecto, hacia personas sobre las que se tiene alguna autoridad. En este caso, se trata de la confianza otorgada, no de la pretendida, puesto que se verifican relaciones de poder. Si bien, en ausencia de estas, los benévolos presentan parecida buena voluntad o simpatía hacia las personas o las obras a ellas debidas. La honestidad es otro elemento decisivo para ganar confianza o resultar confiable. Son honestos, entonces, quienes presentan decencia, decoro, probidad, rectitud, razón, justicia, honra e incluso pudor, un elenco primoroso de virtudes difíciles de conseguir. La apertura, por otra parte, tiene que ver con la transigencia, en distintos ámbitos y manifestaciones, de manera que esa disposición merezca confianza. Como asimismo la previsibilidad, puesto que tal confianza se acrecienta cuando quien la recibe o la ofrece no adopta comportamientos inesperados, sino esperables por reiterados. Y falta la competencia, la idoneidad o aptitud con que gana confianza quien es buscado para cometidos que requieran de la necesaria capacidad.

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