José Manuel Darro, la divina gracia

El factor poético se erige fundamental para dar vida a todo aquello que surge desde la verticalidad de sus manos

José Manuel Darro, Premio Nacional de Grabado, pintor, escultor y grabador, es un artista plástico de Granada que se caracteriza por su amplitud técnica y temática, adquiriendo su discurso narrativo parte de un universo poético que alcanza una dimensión que trasciende fronteras.

La realidad conceptual que abordan sus obras siempre ha estado sustentada a partir de sus experiencias personales, de la memoria y de la necesidad de la búsqueda, como piedra angular del aprendizaje y, por consiguiente, del conocimiento propio del ser por parte del autor, para así poder alcanzar el despliegue sutil, leve y delicado que supone su legado artístico.

El factor poético se erige fundamental para dar vida a todo aquello que surge desde la verticalidad de sus manos. Los materiales se enfrentan a la atenta mirada del autor, a la disciplina de la serigrafía y del aguafuerte, a sus diferentes formatos o a sus diferentes técnicas mixtas, pero siempre sometidas de forma inquebrantable a la excelencia en su ejecución.

Su identidad propia y el lenguaje plástico que emana de cada una de sus creaciones dan vida a un universo lírico único en el que se erigen sus mundos interiores, con la íntima necesidad de compartirlo como si una confesión fuese al espectador. Facilitando el diálogo entre la obra y el público, permitiendo la amplitud semántica del contenido de sus obras, fragmentando la experiencia visual, la texturas cromáticas, redescubriendo el idioma y los signos, la lengua y su habla.

Su torrente vital se alza ante el desfiladero del aire con la fuerza que siempre ha caracterizado su obra, con verticalidad y expresividad. Las atmósferas que suelen envolver a las obras de José Manuel Darro están conformadas desde el mito o la leyenda; o parten de la propia génesis de la naturaleza, intentando advertir el milagro de la vida, el equilibrio entre el vacío y el abismo. Quizás, por ello, también su obra gira en torno al predominio de lo geométrico, perfilando una nueva realidad, más volumétrica, buscando dar forma a la arquitectura del aire, desplazando por un momento la concepción bidimensional del mundo hacia otra más tridimensional, cobrando la superficie de la materia un nuevo estatus, un nuevo orden, un nuevo caos. Adentrándose en la estructura molecular del ser, de sus dimensiones perfectas, si acaso; en su belleza, apenas; en su divina gracia, sin duda.

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