Manual de juventud

Las buenas historias continúan abriéndose paso entre las grietas de los muros

Si está leyendo esto, será una persona de edad, porque los jóvenes se quedan en los titulares de las ediciones digitales gratuitas. Tampoco escuchan la radio generalista, salvo podcasts especializados en temáticas de su gusto. La radio musical basada en fórmulas controladas por las compañías discográficas, hace tiempo que la han sustituido por playlists que ellos mismos confeccionan. Las revistas, no saben ni de su existencia. Al cine han dejado de ir como costumbre y cuando lo hacen es por alguna película "evento". Televisión en abierto apenas la consumen, y la ven con el móvil en la mano sin parar de chatear. Las plataformas de pago las comparten con amigos y familiares. Han crecido hablando el lenguaje de internet y los medios anteriores a la red les parecen propios de sus antepasados. Saben que, para ser, deben diferenciarse y expresarse con una voz distinta a la de sus mayores. E internet les ha dado infinitas posibilidades de conocer, aprender y divertirse más allá de las que ofrecen los medios tradicionales.

Esta realidad se ha impuesto en el siglo XXI, aunque la capacidad de generar noticias de los medios de prensa y radio locales; de entretener de las televisiones; y de generar eventos deportivos por parte de todos ellos, aún les mantiene en la carrera. Pero ya apenas hay quioscos en las ciudades; las tiendas de discos han sido sustituidas por franquicias de ropa; el número de salas de cine disminuye; los videoclubs cerraron hace tiempo. Y sin embargo este 2023 se estrenarán más series que días tiene el año; las ventas de libros crecen; todo el mundo lleva en sus teléfonos películas, discotecas inabarcables e información al instante de lo que ocurre. Las buenas historias continúan abriéndose paso entre las grietas de los muros. Hace años al frente de lo que se cocía estaban periodistas de merecido prestigio. Ahora su lugar lo ocupan streamers y youtubers. Nada nuevo. La única certeza del futuro es que el color de moda de esta primavera, no lo será en la siguiente, y que habrá que rehacer el armario. Pero los cambios no se producen renovando los "cómo", sino descubriendo nuevos "qué"; y para lograrlo, el postureo , el marketing y las apariencias de modernidad no son suficientes. Lo imprescindible es que cambiemos nosotros. Y todo indica que en eso seguimos igual, enzarzados en batallas inútiles que solo pretenden ocupar tronos efímeros cada vez más envejecidos. Cambiemos esas pasiones tristes, por otras más positivas, y guiados por la aventura de descubrir, volveremos a nacer.

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