HAN pasado ya casi tres días desde que acabó el Mundial de Brasil y sigo sin tener noticias de mi buen amigo David Mühlenbein, un joven germano con acento zapillero. Conociéndolo, lo mismo está en una caja pino (espero que no) después de la celebración de la cuarta estrella conseguida por su selección ante Argentina en la final de Maracaná el domingo, aunque seguramente esté bañándose aún en cerveza en cualquier parte de Berlín o en el calabozo de una comisaría (espero que esta no sea tampoco su ubicación actual). Querido David, allí donde estés, quisiera darte mi más sincera enhorabuena por este merecido mundial logrado por el equipo de tu país, que ha ganado a base de trabajo, solvencia y mucha humildad, esa que le faltó a selecciones como Brasil o Argentina, durante todo el campeonato. Esa humildad es la caracteriza a este seguidor del Hertha de Berlín, así lo demostró en su larga estancia como estudiante y trabajador en tierras almerienses, de las que se marchó siendo el último alemán, y quizás el único, en entrar (por la noche), junto a un servidor, en el Toblerone antes de ser derribado. David tuvo tiempo incluso de participar en la grabación de una película de producción belga (creo recordar) en plena Puerta Purchena, en la que tomaba a una cría como rehén y tuvo que correr de las autoridades policiales. Quizás estos días hayas tenido que hacer lo mismo por las calles berlinesas, pero sin cámaras de por medio. Pues sí, amigo, ya lleváis cuatro. Estáis empatados con Italia y a uno del combinado brasileño. Veremos que pasa en 2018. Espero que hayas disfrutado como la ocasión lo merece, que hayas gritado eso de "¡cervezoooo!", que tantas veces escuchamos todos tus colegas zapilleros en Glow Café viendo la pasada Eurocopa, y, sobre todo, que estés pensando en hacernos una visita pronto para mostrarnos lo bien que luce vuestra nueva estrella. PD: Da señales de vida, que nos quedemos más tranquilos...