Nolan, Tenet y el mundo antiguo

Las imágenes del mundo antiguo se contagian al actual y ayudan a moldearlo

El título de la película más reciente de Christopher Nolan (decir "la última" suena ominoso) es buen modo de explicar cómo se funciona en algunos estudios de Humanidades. ¿Es casualidad o se refiere al verbo latino que traducimos como "tener"? ¿Se está usando el latinismo del inglés con el que se hace mención de un principio básico o hay algo más? Veamos: el malo se apellida SATOR, hay un personaje ausente llamado Tomás AREPO, el título es TENET, hay una secuencia fundamental en una OPERA y se habla de una constructora ROTAS.

Todo junto construye: SATOR AREPO TENET OPERA ROTAS, un palíndromo como el famoso: "Dábale arroz a la zorra el Abad", que se lee igual hacia adelante y hacia atrás. Si escriben en un papel las cinco palabras una encima de otra, tendrán un cuadrado en el que da lo mismo que empiecen por arriba, por abajo, por la izquierda o por la derecha: siempre van a leer lo mismo y van a ver que, en el centro, TENET se duplica y forma una cruz. Si alguna vez me han leído, ya pueden figurarse que no les voy a hablar del significado de esta frase, una famosísima e intrigante inscripción de época imperial romana, ni de ese filólogo y director de cine llamado Christopher Nolan. Quizá porque estoy a punto de empezar mis clases de Tradición Clásica en la Universidad, quiero transmitirles que, cuando estudiamos el mundo antiguo, la Filología es la puerta que nos lleva a visitarlo a través de los textos. Gracias al latín y al griego, cruzamos el primer umbral de la mano de un mentor, recuperamos el elixir y reconstruimos el mundo. Tanto mi amigo Julio, hispanista, actor y dramaturgo, como muchos otros habrán visto en estas palabras a Joseph Campbell, otro caso de reutilización del mundo antiguo. En Campbell, por cierto, se inspiró el Yoda de George Lucas.

Las imágenes del mundo antiguo se contagian al actual y ayudan a moldearlo. De igual manera, los planteamientos de Mary Beard hacen que no podamos contemplar la Roma antigua con los mismos ojos que hace cincuenta años. En este vaivén del futuro al pasado y viceversa, el presente es una construcción constante. La cultura clásica está viva y sus lenguas nos la siguen haciendo llegar. No están muertas ni nadie las ha matado: siguen influyendo incluso en los taquillazos de Hollywood. A ver si las Directivas de algunos Institutos lo entienden de una bendita vez. Otro día les hablaré de mi idea de la "lista Jerjes".

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