La Paradoja de Epiménides

La Paradoja de Epiménides desvela un método para descubrir a un mentiroso a través de sus contradicciones

La reflexión sobre qué es la mentira o quién es un mentiroso no es nueva sino que viene desde la antigüedad. Por alguna razón las nociones de verdad y mentira en los grupos sociales son importantes para la supervivencia del individuo. La Paradoja de Epiménides, o también conocida como la Paradoja del Mentiroso, es fruto del pensamiento de Epiménides de Cnosos (Creta), filósofo pagano y poeta que vivió en el siglo VI a.c. El objetivo era demostrar quién dice la verdad o quién miente en un grupo humano donde se dan respuestas duales y contradictorias, es decir donde existen dos versiones distintas de la realidad. La paradoja comienza con esta frase: "Todos los cretenses mienten" (añadiendo que él era cretense). Dicho así ¿esta frase es verdadera o falsa? En primera instancia si es cierto que todos mienten entonces la frase es falsa ya que Epiménides era de Creta y hacia una afirmación sobre eso que se contradice. En segunda instancia si es falso que todos mienten la frase también es falsa por lo mismo: al menos un cretense (Epiménides) dice la verdad por lo que no todos mienten. Es decir, la contradicción viene de la nacionalidad de Epiménides (era de Creta). ¿Qué quiere decir esto? Pues que quién afirma que algo es mentira, basándose en frases con contradicciones, probablemente esté mintiendo. La contradicción es la prueba de carga en este caso para desvelar una mentira puesto que la frase que es falsa lo es en todas sus interpretaciones cuando se analiza. La verdad no tiene contradicciones en las frases con las que se comunica puesto que se basa en hechos probados. La mentira al no tener hechos probados en los que basarse (algo que conoce el mentiroso) se construye a posta para parecer una verdad, sin embargo la construcción lleva implícita una contradicción que se encuentra al analizar la frase. En conclusión la mentira o el mentiroso no puede desligarse de alguna contradicción que lleva incrustada y que puede llegar a delatarle si el que percibe sus expresiones la encuentra. Escuchar o leer detenidamente lo que se dice en cada grupo humano es esencial para saber la intención que ocultan los discursos. Por eso igual que hay que aprender a hablar también hay que aprender a escuchar. De la misma manera que existe la comunicación verbal y no verbal también hay diferentes niveles del lenguaje a los que se puede llegar con el tiempo.

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