Ciencias experimentales

Lorenzo Carretero Paulet

Razones para amar y cuidar nuestro genoma

Los genomas degeneran como consecuencia del proceso natural de envejecimiento celular

03 de marzo 2023 - 01:46

Desde la introducción del término hace alrededor de un siglo, distintos hitos de la biología y otras disciplinas científicas nos han permitido descifrar los genomas de miles de especies. Así, ahora sabemos que el genoma humano consiste en una molécula de ADN organizada en una larga secuencia de alrededor de 3055 millones de cuatro compuestos químicos distintos a las que nos referimos con las abreviaturas A, T, G y C, que contiene cerca de 20000 genes. Además, hemos descubierto que diversas y numerosas especies de plantas, insectos, anfibios, peces o protistas poseen genomas mucho más grandes y complejos que el nuestro. Como ejemplo, una ameba unicelular ostenta el genoma más grande conocido, y es unas 200 veces más grande que el nuestro; o el genoma del trigo, que contiene hasta 5 veces más genes. Sin embargo, a pesar de que nuestro genoma no sea ni el más grande ni el más complejo, debemos estar orgullosos de él. Y es que, después de todo, contiene las instrucciones necesarias para construirnos y mantenernos como organismos vivos y distinguirnos como especie frente a otras, lo cual no está nada mal. Podemos así decir que el genoma representa nuestra esencia como especie, sin menospreciar el efecto del entorno. Pero, por si eso fuera poco, nuestro genoma nos otorga la capacidad y, por lo tanto, la responsabilidad, de cuidar del resto de organismos vivos, y con ellos sus genomas, especialmente en el contexto de la llamada sexta extinción o extinción del Antropoceno actualmente en curso. El Antropoceno es una propuesta de época geológica que hace referencia al impacto de las actividades humanas sobre el planeta, que está caracterizada por una tasa de extinción estimada 100-1000 veces mayor que en niveles pre-humanos y que amenaza con la desaparición de hasta una de cada seis especies de aquí a final de siglo. Los genomas degeneran como consecuencia del proceso natural de envejecimiento celular, de hábitos de vida poco saludables, así como de la exposición a determinados contaminantes presentes en suelo, agua y atmósfera. El resultado final es el cáncer y otras enfermedades degenerativas que acortan significativamente la esperanza de vida. Por lo tanto, convendrá conmigo, querido/a amigo/a lector/a, que existen razones más que poderosas para cuidar y amar nuestro genoma, lo cual pasa por cuidarnos a nosotros mismos y el lugar en el que vivimos.

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