La tapia con sifón

Recuperar el pasado

Deberíamos tomar la fruta entera, pero la comodidad, siempre la jodía comodidad, obliga a este "upcycling"

Acabo de conocer un nuevo palabro inglés, "upcycling", que me temo que se incorporará ya mismo al habla diaria aunque hay una palabra española, también nueva, que significa lo mismo: suprarreciclado. Como ambas palabras indican, se trata de ir más allá del reciclado que casi todo el mundo ha asumido ya que hay que practicar. Suprarreciclar es utilizar los desechos de fabricación de productos alimentarios para fabricar otros materiales o productos, no solo comestibles. Ya se están haciendo bastantes en la industria, como piensos para animales, cervezas fabricadas con restos de pan, barritas de cereales hechas con excedentes del bagazo de la cerveza o chips vegetales a partir de peladuras de tomates o patata. De las cáscaras de los huevos sacan carbonato cálcico para enriquecer leches y otros alimentos, y con la pulpa sobrante de fabricar zumos envasados hacen suplementos de fibra para enriquecer, por ejemplo, esos mismos zumos. Deberíamos tomar la fruta entera, pero la comodidad, siempre la jodía comodidad, obliga a este "upcycling".

La verdad es que aquí hemos practicado el reciclado y el reutilizado de comestibles hasta hace cuatro días: del cocido casi diario se recuperaban distintos restos para hacer croquetas, puré de garbanzos, puchero de arroz con morcilla o una ensalada de carne similar al "salpicón las más noches" que el ama de Don Quijote le hacía con las carnes sobrantes de la olla de mediodía. Con el pescado frito del día anterior se hacían en Almería sobrehusa, cazuela de fideos o ensalada con tomates y ajos.

Y no solo con las comidas. La ropa no se tiraba porque se pasara la moda de la temporada, ni siquiera cuando se rompía: los remiendos y zurcidos, estaban a la orden del día. Prácticamente todas las mujeres los sabían hacer, aunque para "zurcidos invisibles" había que recurrir a las monjas. Se volvían los puños y los cuellos de camisas y chaquetas, y el anuncio "Se cogen puntos de medias" aparecía en numerosas ventanas de casas particulares. Volviendo a lo comestible, también se hacía "suprarreciclado": las cáscaras de los huevos se molían y se añadía al pienso de las gallinas, junto con los desperdicios de la comida, que también aprovechaba el cerdo que muchos criaban en el patio. A ver si, además de huertos urbanos y caseros, recuperamos también gallineros caseros.

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