La tapia del manicomio

Tracción a sangre

Como el kayak utiliza la vía acuática, no sería mal paliativo para nuestro déficit de infraestructuras

A petición masiva de nuestros innumerables lectores, no hemos tenido más remedio que volver sobre el tema de la semana pasada, a pesar de que nuestros maestros del periodismo siempre nos dijeron que una columna semanal no debe usar el "continuará".

Pero es que los hechos nos empujan irresistiblemente a tratar de proponer nuevas e imaginativas soluciones al problema de la conexión puerto-ciudad. Como parece que no les gustó mucho a la dirigencia del asunto la solución del "trenducto", sometemos a consideración de nuestros lectores, autoridades, proyectistas y diletantes varios un par de soluciones, todas ellas de tipo "blando", es decir, sin cemento, hierro ni piedras. La primera tenemos que reconocer que no es nuestra, pues nos la ha sugerido la adhesión de AEKAL (Asociación de empresas de Kayak de Almería) a la capitalidad gastronómica 2019.

Como el kayak utiliza la vía acuática, no sería mal paliativo para nuestro déficit de infraestructuras comunicacionales. Sería factible y barato abrir un canal subterráneo navegable para embarcaciones de pequeño porte, que fuera desde la estación del tren hasta la playa de San Miguel; desde allí el acceso a los muelles de carga se haría en cuatro paladas de remo, de kayak u otras barcas, siempre que se movieran a sangre.

La segunda propuesta -también con motor a sangre- sí es absolutamente original de nuestros caletres: recuperar las recuas de mulas que los arrieros usaron durante siglos para comunicar la meseta con el norte de España, atravesar sierras entre Gibraltar y la capitales andaluzas, y mil otras rutas que permitían la comunicación comercial permanente y, con ella, la unificación de España. Además, difundieron las cocinas regionales, a base sobre todo de ajos, pimientos secos y bacalao.

Con lo cual, esta solución del problema de la conexión barco-tren contribuiría además a realzar la capitalidad arriba citada: se podría organizar un encuentro de cocinas trashumantes, en vez del que se va a hacer con esas camionetas y furgonas llamadas "food-truck". Sería mucho más auténtico, racial y tradicional, como corresponde a la recuperación que se está llevando a cabo. Lo que no sabemos es si convendría soterrar el camino de herradura entre la estación y el puerto. O dejarlo en superficie para que el paso de bestias y trajinantes fuera un atractivo turístico más.

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