El medio y el ambiente

Vandalia de peligros, C.F.

Cuando me fui a estudiar a Granada, aprendí que a los seguidores del Vandalia les llamaban "Vándalos"

Soy consciente de que hoy día hay que tener mucho cuidado con el tipo de humor que se usa y con los dichos populares. Apenas si se puede usar en público, pues cualquiera de sus tipos tradicionales: irónico, costumbrista, de exageraciones, asociado a los arquetipos, y cualquier otro que pueda rozar la mal entendida exagerada sensibilidad de la persona, los hemos confundido con las ofensas y las faltas de respeto. Bien, a pesar de eso me sigue gustando el humor y los chistes. Cuando me fui a estudiar a Granada, año 69, aprendí que, coloquialmente, a los seguidores del Vandalia les llamaban "Vándalos", y a los habitantes de su hermoso pueblo de la Vega granaína: Peligros, se les llamaba "Peligrosos" y, por supuesto, todos esos dichos eran con cariño. Este fin de semana me he acordado de esas costumbres al escuchar lo que ha ocurrido en Barcelona con un "botellón" de alrededor de 40.000 participantes, y quiero decir participantes en un sentido neutro. Después de lo ocurrido, no me vino a la cabeza "ni lo del Vandalia, ni lo de Peligros". Lo que me vino a la cabeza fue la "lista de los reyes godos" que de pequeño me aprendí para el examen, así como las invasiones que sufrió Hispania por los "Suevos, vándalos y alanos", porque eso de vándalos si se nos quedó muy bien a todos en la cabeza por aquello de que los suevos fueron los únicos que se asentaron con orden y concierto, pero los vándalos que vinieron a la par que ellos, pues se portaron de forma opuesta. La historia dixit. La única forma de calificar a esos individuos que por narices tienen que juntarse para emborracharse y algo más, y que para manifestar su opinión tienen que destrozar las calles, incluidos coches y motos que se encuentran a su paso y a cuyos propietarios hacen la puñeta, es de "horda vandálica".

Como yo no soy ni sociólogo ni psicólogo, ni nada que se le parezca, no tengo obligación de conocer la solución del problema, pero estoy convencido de que como muchos problemas, éste también tiene solución. Desde luego, tengan la edad que tengan y tengan el nivel cultural que tengan, no es necesario dejarlos que se junten una caterva de individuos, normalmente a beber más de la cuenta y otros menesteres, los viernes por la noche en un número mayor al de los habitantes de muchas ciudades, para después irse a destrozar comercios, bienes públicos y privados y, un asunto que también es importante: teniendo en cuenta que estamos en la era de las comunicaciones, crear una imagen de ciudad salvaje. ¡Seguro que hay solución!

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