Desaladora de Villaricos, doce años esperando obras
Vestida de azul
Alto y claro
Está definitivamente roto ese miedo atávico a la derecha que los socialistas habían logrado introducir en Andalucía
Objetivo cumplido para el PP. Andalucía se levanta hoy con las alcaldías de sus ocho capitales y de muchas de sus principales ciudades teñidas de azul. El cambio en la correlación de fuerzas ha sido tremendo. Inimaginable hace sólo cinco o seis años. El Gobierno autonómico es ahora un coto cerrado de la derecha sin que se vislumbre, ni de lejos, una posibilidad de cambio. Esta situación está ya replicada en el poder municipal y el siguiente episodio va a ser el cambio en la representación en el Congreso: el peso andaluz en número de diputados va a bascular hacia el PP tras décadas de haber sido una de las fortalezas del PSOE. ¿Qué ha pasado? Muchas cosas han cambiado en el mapa político andaluz en relativamente poco tiempo, pero la más significativa ha sido que se ha perdido una especie de miedo atávico a la derecha que se había instalado en la región desde los inicios de la Transición y que era deudor de la sensación de agravio con la que los andaluces, hace ya casi medio siglo, llegaron a la democracia. Durante todos estos años ha habido excepciones municipales que confirmaban la regla, llámense Francisco de la Torre, Teófila Martínez o Juan Ignacio Zoido, que obtuvo en 2011 la mayoría absoluta más aplastante que se ha visto nunca en Sevilla. Pero al margen de estas rara avis la línea mayoritaria de pensamiento era que el poder socialista había creado una especie de estado del bienestar a la andaluza que funcionaba y que era mejor no tocarlo.
Al margen de las tendencias nacionales, que también han tenido su influencia, este modelo quebró por los propios errores de los socialistas, en una línea continua que va desde los ERE al final de la larga etapa de Manuel Chaves a la desatención a la Atención Primeria en el SAS en los últimos años de Susana Díaz. En 2018 se produjo la fisura por la que la derecha pudo entrar en la Junta de Andalucía gracias a la conjunción de intereses del PP, Ciudadanos y Vox y a partir de ahí ya todo ha venido rodado.
Se rompió el miedo al PP que tanto perjudicó a Javier Arenas. Una vez que llegó a la Presidencia de la Junta Juanma Moreno supo cómo gestionar el regalo con el que se encontró. Su principal objetivo en la legislatura del cambio fue disipar esos temores. Lo consiguió plenamente. Y en la misma jugada se ha conjurado el fantasma de Vox. Los andaluces que votaron al PP en las pasadas elecciones de mayo lo hicieron sabiendo que, en caso necesario, la mayoría se lograría con el partido de la derecha radical. El PSOE también se equivocó al intentar avivar un sentimiento de pánico hacia los de Abascal que, ahí están los resultados, sólo estaba instalado en minorías muy concienciadas. Andalucía se ha levantado esta mañana vestida de azul y el vestido parece bien confeccionado y resistente.
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