Almería: las obras y el caos de tráfico que no fue tal

Las obras en la ciudad, hasta el día de hoy, no suponen un enorme problema de tráfico para los conductores

22 de junio 2025 - 07:00

La ciudad se encuentra inmersa, posiblemente, en el más profundo cambio de su fisonomía que se recuerda, incluso superior a la urbanización de la Rambla o Avenida Federido García Lorca. Llevarlo a cabo supone una serie de inconvenientes y problemas difíciles de afrontar. Pero también requiere una dosis de paciencia infinita para aceptar colas de tráfico no deseadas, desvíos no previstos y no llegar casi nunca a la hora acordada.

La peatonalización del Paseo en pleno centro; el soterramiento de las vías del tren y los nuevos accesos al puerto se pueden entender, de hecho lo son, una ratonera para los automovilistas. Acostumbrados como estamos a llegar a la puerta de cualquier lugar con el coche, los obstáculos que generan los trabajos son consustanciales a las obras e inversamente proporcionales a los rezos en arameo que ocasionan.

Pero si he de ser sincero, siempre lo intento aunque soy consciente de que no todas las veces lo logro, he de afirmar que hasta el día de hoy las obras de la ciudad no suponen un enorme problema de tráfico para los conductores y tampoco para los peatones. Mal que bien, con paciencia o perdiéndola, se sortean con cierta normalidad, la pertinente dosis de lógica impuesta y el temple, la tolerancia y la entereza que requieren.

Aquellos que han rediseñado el tráfico en la capital merecen todos mis respetos y los conductores y los usuarios del coche, casi un monumento a la constancia y la resignación que los trabajos merecen. Todos, creo, sabemos, o por lo menos queremos creerlo, que cuando las tres obras de referencia de las que les habla al inicio estén terminadas, la ciudad dará un paso hacia adelante como capital moderna, futurista y preparada para el futuro prometedor que se avecina.

Sólo con imaginar Amería sin las vías del tren como elemento perturbador de su urbanismo ya merece la pena cualquier espera o contratiempo. Si a ello le sumas un casco histórico sin coches, o sólo con los necesarios, se me antoja que entramos en una nueva dimensión de esta Almería nuestra como eje vertebrador de la provincia y como nexo de unión de la entrada y llegada de miles de personas del exterior para disfrutar de cualquiera de los parajes que conforman una provincia única, todavía por conocer y con un futuro tan prometedor como cierto.

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