La apología del miedo

Aterrorizados, somos pasto de ser personas individualistas, manejables, fáciles de convencer

Los impulsos que actúan en un ser humano como mecanismos de defensa parte de la necesidad de proteger un bien personal, ya sea matérico o intangible. Una pulsión interior que emana como resultado inequívoco de una amenaza -desprotección- o de afrontar una situación o un estadio del que no se tiene constancia o no se conoce - inseguridad. El miedo se inculca, a través de nuestra cultura, como un reflejo de nuestras imposibilidades o nuestras debilidades, o como herencia del propio aprendizaje del ser: nómbrame tus miedos y sabremos cómo vivirás. Sin embargo, existen una serie de miedos donde el ser humano repite patrones. Siguen esa construcción socio cultural intencionada, a los que han sido invitados a experimentar, para señalaros en su momento debido y después fabricar su antídoto: el caos o nosotros. El Big Data, las redes sociales y los medios de comunicación son la herramienta perfecta para disuadir o seducir al ciudadano. La doctrina del shock, de Naomi Klein, nos recuerda que siempre ha sido la oportunidad perfecta para aplicar las políticas neocapitalistas. Aterrorizados, somos pasto de ser personas individualistas, manejables, fáciles de convencer. Nos olvidamos de ayudar a los demás y nos quedamos solos, aceptando nuestra derrota como grupo humano y aferrándonos a nuestro individualismo.

Nuestra cultura occidental nos ha enseñado a ser egoístas, a cuidar nuestra mente y nuestra alma, a darnos un capricho porque nos lo merecemos, a ser conscientes de que podemos aspirar a lo que el otro, pero nunca nos ha preparado para formar parte de una sociedad cohesionada y colaborativa, como sello de identidad de una forma de ser o de sentir. Como una responsabilidad, por el mero hecho de vivir en esa sociedad.

Por lo general, cuando se entrenan las reacciones de un ser humano en situaciones de estrés, lo que se busca es que el cuerpo sea capaz de generar una serie de respuestas mecánicas que le hagan vencer el obstáculo, ya sea mental o físico. Y se enseña que, en grupo, manteniendo los valores y los principios, siendo colaborativo y generoso, podemos conseguir nuestros objetivos. No más altos y más noble que el ser humano, no más importantes y menos graciables que el propio hecho de ser un ser digno de tus propios congéneres. Quizás, estemos en el momento adecuado para reflexionar como sociedad a dónde queremos ir y si merece la pena seguir divididos por cuestiones banas.

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