Una bandera

10 de diciembre 2025 - 03:07

El pasado 12 de noviembre, la Autoridad Portuaria izó una bandera de grandes proporciones -la segunda más grande de Andalucía, dicen-, engarzada a un mástil de 25 metros, que anunciaba la próxima apertura de las dos primeras hectáreas de integración puerto-ciudad.

Era hermoso el flamear al viento de aquella bandera de 96 metros cuadrados a la entrada del Muelle de Levante. La brisa del mar la mecía y dejaba en el aire una pregunta sencilla y enorme: ¿qué significa una bandera en la entrada del puerto de Almería?

Yo la observaba, con la simplicidad de los niños y los santos, mientras sus colores batían sobre el azul marino, y sentía que ese símbolo, que es de todos, ha sido utilizado durante años por sectores que lo han reducido a un emblema partidista, empobreciendo su sentido común. Pero no son del todo culpables.

La izquierda cedió ese terreno hace décadas. En la dialéctica de la Transición, creyó equivocadamente que esa bandera era un eco del franquismo. Al retirarse del espacio simbólico, dejó un vacío que hoy es llenado por quienes la usan para fines excluyentes o de partido.

La izquierda debe reconciliarse con ese símbolo, no por lo que el país fue, sino por lo que ha sido capaz de reconstruir desde entonces. Tiene que sentirla como un lugar donde reconocerse, y debe amarla porque bajo esa bandera laten los sueños, los fracasos y las esperanzas de todos los almerienses, no la de los que gritan y levantan banderas.

Sí, yo quiero una bandera grande que no se use para vigilar o dividir, sino para reconocer y acoger a quienes conviven bajo ella, protegidos por derechos y dignidad. No quiero una bandera vigilada por guardianes de apellidos de resonancia antigua y purezas de raza imposibles.

No quiero imaginarla convertida en sentencia contra la diversidad por su orientación sexual, contra los migrantes o contra los perseguidos por ser diferentes. Quiero esa bandera ondeando sobre Almería como símbolo de identidad nacional, no para señalar al otro, sino para abrazarlo.

Esa bandera que pronto ondeará sobre el Puerto de Almería debe ser un símbolo que sostenga, cohesione, proteja y ampare, no una herramienta para confrontar al servicio del ruido.

Eduardo Galeano escribió que “las banderas son trapos que nos separan, salvo cuando sirven de cobija para todos”. Ojalá que esa bandera sobre el Muelle de Levante sea una cobija inmensa donde quepamos sin miedo todos.

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