La tapia con sifón
Antonio Zapata
TAF: comida para llevar
La ley de 7 de julio de 1981 volvió a introducir el divorcio en nuestro país. Es conocida así porque se aprobó el día de San Fermín. Y fue muy bienvenida para un sector muy importante de la población, porque España fuimos el último país de la Europa democrática en obtener el derecho al divorcio.
Mirando por el retrovisor vemos que es la segunda vez que el divorcio ha sido legal entre nosotros. La primera fue cuando se aprobó la Ley de Divorcio de 2 de marzo de 1932 que, en su momento, fue considerada como la más progresista de Europa porque admitía el divorcio por mero consenso de los cónyuges. Pero la satisfacción de ese derecho duró poco tiempo, ya que la ley fue derogada por otra ley franquista, de fecha 23 de septiembre de 1939 que, además de suprimir el divorcio del matrimonio, declaró nulos todos aquellos que se habían decretado en los años que estuvo en vigor la ley republicana. De esta forma volvimos al viejo y obsoleto Código Civil de 1889, que no solo no contemplaba el derecho al divorcio, sino que consideraba a las mujeres casadas personas incapaces, menores de edad, sometidas al poder del marido, a quien, literalmente, debían obediencia.
La década de los 70 hubo un activo movimiento feminista en nuestro país, en la que destacaron tres reivindicaciones: el derecho al aborto, al divorcio y la igualdad dentro del matrimonio. Las tres se vieron cumplidas al menos en parte en la década siguiente, tras la entrada en vigor de la Constitución Española de 28 de diciembre de 1978, que supuso un revulsivo enorme para todo el ordenamiento jurídico, pues estaba fundamentado en unos principios que nada tenían que ver con los valores superiores de nuestra Carta Magna: la libertad, la igualdad, la justicia y el pluralismo político.
Nada más aprobarse la Constitución y en muy poco tiempo, se aprobaron dos leyes fundamentales para la igualdad entre hombres y mujeres en el ámbito de la familia. Supuso una gran liberación y felicidad para muchas personas que durante años vivían separadas, pero sin poder construir otra familia de manera legal, pues no podrían divorciarse. La Fermina vino, por fin, a reconocer ese derecho, que ejercitan una media anual de miles y miles de matrimonios. ¡¡Bienvenida!!
También te puede interesar
Lo último