En tránsito
Eduardo Jordá
Mon petit amour
La alcaldesa de la ciudad es consciente de que uno de los flancos a mejorar de Almería es la limpieza. María del Mar Vázquez sabe que se puede y se debe hacer mucho más en este aspecto. Para ello, ya en campaña, reconocía la necesidad de buscar alternativas con la empresa concesionaria encaminadas a afrontar, de una vez por todas, uno de los retos de la legislatura. Con seguridad alguno de ustedes creerá que es esta una cuestión baladí, pues hay otros frentes con mayor enjundia y, posiblemente, capaces de dar más rédito político cuando dentro de cuatro años haya de rendir cuentas. Hasta es posible que tengan razón.
Pero no me negarán que la imagen de la ciudad, en limpieza y cuidado de parques y jardines, es una de las claves sobre las que debe asentarse esa promesa de la primera edil de convertir la capital en un referente turístico a nivel nacional e internacional.
Con la Alcazaba y el Cable Inglés como eslabones desde los que partir, junto con las playas, entiendo que la responsabilidad de ofrecer una imagen exterior acorde con nuestro poderío turístico, agrícola y gastronómico, la vamos a fiar al cuidado de nuestras calles, nuestras fachadas, nuestros jardines o los cables bien sujetos y no sueltos y al libre albedrío de quien hace una obra.
La tarea, como ustedes deben comprender, no es fácil. Sabemos del esfuerzo, a veces no suficientemente reconocido, de los trabajadores con limpiezas por barrios, lavado de contenedores, baldeo de calles y un largo etcétera que pasa desapercibido. Igual ocurre con los jardines, en los que a poco que recorras las calles encuentras como no llegan a segar el césped, a cortar las mazas de dátiles que luego caen al suelo o a regar parterres con el tiempo suficiente que eviten manchas innecesarias que empercudan aceras y vías alquitranadas.
El reto es morrocotudo. El camino a recorrer tiene más espinas que rosas, pero hay que aspirar a ello. Ciudades como la nuestra, con los mismos problemas de viento y ausencia de lluvias de Almería, como es el caso de Málaga lo han logrado a base de tesón, con seguridad más partidas presupuestarias y el convencimiento de todas las partes, vecinos y ayuntamiento, de que la tarea es posible.
Vivimos en los tiempos de las redes sociales, en los tiempos de la comunicación, en los tiempos en los que cualquier detalle, por pequeño que sea, se magnifica y multiplica de forma exponencial con una proyección inimaginable para bien o para mal. Ese mundo de valoraciones y calificación en el que nos movemos es capaz de echar por tierra cualquier intento de sacar la cabeza y sobrevivir y situarte en la cima para posibles visitantes en menos que canta un gallo.
Depende, por tanto, de lo que seamos capaces de hacer para situarnos en puestos de salida, recuperar sensaciones o, por el contrario, asumir que el reto es imposible de cumplir y bajar los brazos.
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